Un parásito de los gatos está relacionado con la fragilidad asociada a la edad

El reconocido parásito unicelular Toxoplasma gondii, que induce comportamientos peligrosos en sus hospedadores para mejorar su transmisión y puede provocar graves problemas de salud mental y física, se relaciona ahora con la aceleración de la fragilidad relacionada con la edad. Este microorganismo microscópico que prospera en los felinos (a través de ratas y aves) se asocia ahora con la aceleración de la aparición de la debilidad relacionada con la edad.
Alrededor del 11-15% de las personas en Estados Unidos han estado expuestas al T. gondii en algún momento de su vida, lo supieran o no. Ese parásito tiene la capacidad de residir en un huésped humano durante mucho tiempo, posiblemente toda la vida. Sin embargo, un sistema inmunitario que funcione correctamente en un individuo sano debería dar lugar a síntomas mínimos, si es que los hay.
Descubrimiento pionero de los investigadores
Según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más de 40 millones de estadounidenses albergan el parásito ampliamente conocido como toxoplasmosis. No obstante, incluso cuando permanece inactivo y en la mayoría de los casos asintomático, los científicos sospechan que podría ser un factor que contribuye a acelerar la fragilidad relacionada con la edad. Esa influencia no se atribuye a la infección en sí, sino a la respuesta del sistema inmunitario del organismo a este diminuto intruso. Investigadores de la Universidad de Colorado Boulder, la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland y la Universidad de A Coruña (España) han establecido por primera vez una conexión entre este parásito y la fragilidad en los adultos mayores.
” Con frecuencia consideramos que la infección por T. gondii es relativamente asintomática, pero este estudio subraya que, para ciertos individuos, podría tener importantes repercusiones sobre la salud en el futuro”, declaró Christopher Lowry, profesor del Departamento de Fisiología Integrativa de la CU Boulder y coautor del estudio.
Una enfermedad geriátrica compleja
El estado geriátrico de fragilidad se caracteriza por una combinación de deterioro físico y cognitivo. Se trata de un estado polifacético que puede manifestarse como una pérdida de peso, agotamiento, reducción de la actividad física, lentitud, debilidad, un mayor riesgo de caídas y hospitalización, así como una recuperación más prolongada de las enfermedades. Aunque no sea un resultado inevitable, aproximadamente el 10% de las personas mayores de 65 años son diagnosticadas de fragilidad, una cifra que se eleva a entre una cuarta parte y la mitad de los mayores de 85 años.
Al investigar la prevalencia de las infecciones por T. gondii entre los adultos mayores con fragilidad, los investigadores teorizaron que la mera adquisición de este parásito podría acelerar el deterioro físico y cognitivo relacionado con la edad.
Los investigadores de un estudio realizado en 601 ancianos de España y Portugal con síntomas de fragilidad descubrieron que el 67% presentaba indicios de infección previa por T. gondii (seropositividad). Y aunque no se confirmó una relación directa con la infección, aquellos con niveles más altos de anticuerpos específicos contra el parásito (serointensidad) tenían más probabilidades de presentar rasgos de fragilidad. Blanca Laffon, coautora del estudio y profesora de la Universidad de A Coruña, destacó la importancia del trabajo como primera prueba de una conexión entre la intensidad de la respuesta inmunitaria a la infección por T. gondii y la fragilidad en adultos mayores.
La inflamación y la sarcopenia en individuos con alta seropositividad y fragilidad
Además, los individuos con alta seropositividad y fragilidad mostraron un aumento de los marcadores de inflamación, lo que indica que la respuesta inmune del parásito puede exacerbar la inflamación relacionada con la edad, contribuyendo potencialmente a la sarcopenia, que es el desgaste muscular relacionado con la edad.
T. gondii suele contraerse al manipular la arena de los gatos, aunque también utiliza aves y roedores como huéspedes intermediarios. Reside principalmente en los gatos, donde se reproduce en sus intestinos, lo que da lugar a la presencia de sus huevos en la caja de arena. (Los huevos también pueden encontrarse en agua contaminada, verduras sin lavar y carnes poco cocinadas).
La investigación ha demostrado que el parásito puede inducir comportamientos inusuales y arriesgados en sus huéspedes para potenciar su transmisión. Por ejemplo, las ratas y ratones infectados pierden el miedo a los gatos, lo que les convierte en presas más fáciles, y los chimpancés infectados incluso muestran atracción por el olor a orina de su depredador felino, el leopardo.
Repercusiones del T. gondii en el comportamiento humano y la salud mental
Las investigaciones en seres humanos han demostrado que la T. gondii fomenta el comportamiento de riesgo, lo que puede potenciar las tendencias emprendedoras y aumentar la probabilidad de accidentes de tráfico. También está relacionado con una mayor incidencia de esquizofrenia y trastornos del estado de ánimo, en gran parte porque el parásito prefiere formar quistes en la corteza cerebral, una región vital responsable del procesamiento de la información sensorial.
Este estudio poco convencional llegó incluso a insinuar que el parásito podría hacer que los individuos infectados se mostraran más atractivos sexualmente, posiblemente para aumentar sus posibilidades de contacto estrecho con otros huéspedes potenciales.
Los investigadores esperan que este estudio estimule una mayor profundización en la relación entre T. gondii y la fragilidad, buscando formas de evitar que el parásito empeore el declive relacionado con la edad. Subrayan la importancia del mantenimiento de la higiene y la comprensión de los riesgos asociados a la limpieza de la arena para gatos, especialmente en el caso de personas con sistemas inmunitarios comprometidos y mayores de 65 años, cuando el sistema inmunitario experimenta un declive más significativo.
El documento subraya: “Nuestro estudio, realizado en una población adulta mayor de la región ibérica con una alta prevalencia de seropositividad a T. gondii, es, hasta donde sabemos, el primero en establecer un vínculo entre marcadores serológicos de infección crónica por T. gondii y fragilidad”.
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