Un estudio sugiere que podría haber un peligro oculto orbitando junto a Venus

Un estudio sugiere que podría haber un peligro oculto orbitando junto a Venus

Credit: Depositphotos

Hace dos décadas, el Congreso de los Estados Unidos encargó a la NASA la identificación del 90 % de los asteroides cercanos a la Tierra que pudieran suponer una amenaza. Desde entonces, la agencia ha avanzado en el seguimiento de los objetos que orbitan alrededor del Sol y pasan a menos de 1,3 unidades astronómicas de la Tierra.

Una nueva amenaza emergente cerca de Venus

Sin embargo, está surgiendo una nueva área de preocupación: los astrónomos están detectando ahora asteroides que orbitan junto con Venus y, a pesar de su distancia, estos objetos podrían suponer una amenaza para la Tierra.

Los investigadores han estado explorando cuántos de estos asteroides coorbitales siguen sin descubrirse y cómo podríamos detectarlos. El reto radica en el hecho de que estos cuerpos pueden permanecer ocultos por el resplandor del Sol, lo que dificulta su detección. Su observación depende de ventanas de visibilidad específicas y de cómo fluctúa su brillo.

El estudio, titulado «La amenaza invisible: evaluación del peligro de colisión que representan los asteroides coorbitales de Venus aún sin descubrir», ha sido enviado a Astronomy and Astrophysics y está disponible en arxiv.org. El autor principal es Valerio Carruba, profesor adjunto de la Universidad de São Paulo en Brasil.

Actualmente, se sabe que 20 asteroides comparten la órbita de Venus. Aunque su configuración coorbital les impide acercarse demasiado a Venus, no les impide cruzar la trayectoria de la Tierra.

¿Qué hace que un asteroide sea un peligro potencial?

Según los investigadores, estos asteroides se clasifican como potencialmente peligrosos (PHA) si tienen al menos 140 metros de diámetro y se acercan a menos de 0,05 unidades astronómicas de la órbita de la Tierra.

La pregunta central es: ¿suponen estos objetos un riesgo real de colisión con la Tierra?

El estudio tiene como objetivo evaluar el peligro potencial que representan los coorbitales de Venus no detectados y valorar si pueden identificarse mediante telescopios terrestres o espaciales.

De los 20 asteroides conocidos, solo uno tiene una excentricidad orbital inferior a 0,38. Esto sugiere un sesgo observacional: los objetos con órbitas más amplias se acercan más a la Tierra y son más fáciles de detectar. Por lo tanto, podría haber muchos más con órbitas más circulares que simplemente han pasado desapercibidos.

Most of the Solar System’s asteroids are in the main belt between Mars and Jupiter. However, others are co-orbital with planets, like the Jupiter Trojans, which form two groups: one behind and one ahead of Jupiter. Astronomers are finding more asteroids co-orbiting with Venus, posing a threat to Earth. (NASA/LPI)

Una complicación clave es la naturaleza caótica de las órbitas de estos asteroides. Los autores explican que sus órbitas son muy inestables, con tiempos de Lyapunov —el punto en el que las predicciones dejan de ser fiables— de unos 150 años.

Uso de simulaciones para predecir colisiones

Para superar esto, los investigadores crearon simulaciones estadísticas utilizando asteroides «clonados». Modelaron una serie de inclinaciones orbitales y poblaron la cuadrícula con 26 clones con características variables. A continuación, se integraron con las órbitas de los planetas del sistema solar durante 36 000 años simulados para comprobar si se producían encuentros cercanos con la Tierra.

Descubrieron que hay una banda de órbitas, especialmente en inclinaciones más bajas y con excentricidades inferiores a 0,38, en la que los coorbitales de Venus podrían suponer un peligro de colisión para la Tierra.

Los investigadores también comprobaron si el futuro Observatorio Vera Rubin podría observar estos objetos. Sus hallazgos mostraron que, debido a la interferencia del Sol, estos asteroides solo son visibles durante periodos limitados, principalmente cuando se encuentran cerca de su máxima aproximación a la Tierra.

«La combinación de las restricciones de elevación y elongación solar limita nuestra capacidad para observarlos a períodos específicos cada año», escribieron los autores. (La elongación solar es la distancia angular entre el asteroide y el Sol vista desde la Tierra).

Propuesta de una solución espacial
Dada la dificultad de detectar estos asteroides potencialmente peligrosos desde la Tierra, el estudio sugiere que enviar un observatorio espacial a la órbita de Venus, alejado del Sol, podría mejorar enormemente las capacidades de detección. Los científicos ya han propuesto varios conceptos de misión, entre ellos la colocación de observatorios en órbitas halo L1 o L2 entre el Sol y la Tierra o entre el Sol y Venus.

Es un hecho conocido que algunos asteroides tienen suficiente energía para causar daños catastróficos. Algunos son lo suficientemente grandes como para destruir ciudades enteras. Incluso un asteroide de 150 metros de ancho podría impactar con una fuerza equivalente a cientos de megatones de TNT, miles de veces más potente que las bombas atómicas lanzadas durante la Segunda Guerra Mundial.

Los investigadores destacan que los coorbitales de Venus con baja excentricidad son especialmente difíciles de detectar y rastrear, lo que los convierte en un reto único y preocupante.

Aunque es probable que el Observatorio Vera Rubin descubra muchos asteroides a través de sus operaciones normales, localizar los pocos peligrosos que comparten la órbita de Venus puede requerir una misión específica.

«En nuestra opinión, aunque los próximos estudios, como el del Observatorio Rubin, puedan detectar algunos de estos asteroides, solo una misión de observación específica cerca de Venus podría identificar con éxito todos los asteroides potencialmente peligrosos aún «invisibles» entre los coorbitales de Venus», concluyen los autores.


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