SBI-810 promete un alivio de nivel opiáceo sin necesidad de opiáceos

Un nuevo analgésico experimental está demostrando su potencial para reducir o eliminar el dolor sin las propiedades adictivas que suelen asociarse a los opiáceos de uso generalizado. También evita los efectos secundarios habituales de los opiáceos, como el estreñimiento y la somnolencia.
A pesar de un notable descenso en las muertes relacionadas con los opioides en los EE. UU. de 2023 a 2024, los CDC estiman que más de 48,000 personas aún perdieron la vida debido al uso de opioides. Con casi el 20% de los adultos estadounidenses declarando dolor crónico, la demanda de una alternativa más segura a los opioides es cada vez más evidente.
Un enfoque más seguro y específico para aliviar el dolor sin los riesgos de los opioides
En la investigación reciente sobre el dolor, hemos visto surgir una variedad de enfoques innovadores: desde fármacos que se activan sólo en zonas específicas del cuerpo cuando hay dolor, hasta la reutilización de tres antibióticos antiguos para aliviar el dolor, el uso de la edición genética CRISPR para aumentar la resistencia al dolor, la exploración de cómo la dieta puede influir en los niveles de dolor y el desarrollo de tratamientos no opioides como uno derivado del veneno de tarántula.
Ahora, científicos de la Universidad de Duke creen haber creado una nueva adición a esta línea de terapias no adictivas contra el dolor. Su fármaco experimental, llamado SBI-810, se dirige a una vía neurológica activando una señal conocida como B-arrestin-2 en receptores del cerebro y la médula espinal.
En estudios con ratones, la activación de estos receptores con SBI-810 redujo significativamente las respuestas al dolor provocado por heridas quirúrgicas, lesiones nerviosas y fracturas óseas. Los investigadores observaron una disminución de los signos de malestar, como menos muecas faciales y comportamiento protector.
Dado que el fármaco se dirige a receptores específicos en lugar de actuar en todo el organismo como hacen los opiáceos, pudo aliviar el dolor sin producir euforia, eliminando así la posibilidad de abuso. Además, los ratones no desarrollaron tolerancia al fármaco, lo que redujo el riesgo de dependencia. También evitó los efectos secundarios típicos de los opiáceos, como estreñimiento, problemas de memoria y sedación.
Según un informe de la Universidad de Duke, que publicó los resultados en la revista Cell, los investigadores señalaron que la doble acción del compuesto sobre los sistemas nerviosos central y periférico podría representar un nuevo tipo de equilibrio en el tratamiento del dolor: lo bastante fuerte para ser eficaz, pero lo bastante preciso para no causar daños.
Read the Original article on: New Atlas
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