Perder a un hermano durante la infancia aumenta las probabilidades de enfermedad cardiaca en un 17%.

Algunos estudios recientes han establecido una conexión entre la pérdida temprana de un hermano y un 17% más de probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares, sobre todo en sus primeras etapas. Los resultados subrayan la influencia significativa del duelo en el bienestar cardiaco y destacan la importancia de ofrecer asistencia adicional a los hermanos en duelo para minimizar la posibilidad de complicaciones de salud en el futuro.
El vínculo entre hermanos, una de las relaciones más duraderas e íntimas, tiene un impacto distintivo y profundo en el crecimiento de cada uno a lo largo de la infancia y la adolescencia. Investigaciones anteriores han indicado que la muerte de un hermano es un acontecimiento excepcionalmente angustioso, potencialmente más perturbador que la pérdida de otros miembros de la familia. Sin embargo, surge la pregunta: ¿esta pérdida conlleva consecuencias físicas, como un mayor riesgo de enfermedad?
Estudio de la Universidad de Fudan sobre la pérdida precoz de hermanos y el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV)
Para responder a esta pregunta, científicos de la Universidad de Fudan (China) investigaron la relación entre la pérdida temprana de un hermano y el posterior riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV).
Realizaron un estudio poblacional en el que participaron más de dos millones de daneses, de los cuales el 51,3% eran varones y la edad media en el momento del fallecimiento del hermano era de 11,48 años. La investigación se centró en la ECV incidente de aparición temprana, definida como la aparición inicial de ECV antes de los 41 años. Durante la mediana de seguimiento de 17,52 años, se diagnosticó ECV a 1.286 y 76.862 participantes de los grupos de afligidos y no afligidos, respectivamente. La edad media de aparición de la ECV fue de 22,86 años.
Los participantes que habían perdido a un ser querido presentaban un riesgo de ECV general un 17% mayor que los que no habían perdido a un ser querido. La mayoría de los riesgos específicos de ECV también eran elevados, con un riesgo entre un 34% y un 66% mayor de insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio, cardiopatía isquémica, embolia pulmonar y enfermedad cerebrovascular observado en aquellos que perdieron a un hermano. El riesgo aumentaba independientemente de la causa de la muerte del hermano, pero era mayor para la mayoría de las ECV de tipo específico si el hermano fallecía por ECV.
Repercusiones en el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) a lo largo del tiempo
Con respecto a las diferencias de edad entre hermanos, la asociación fue más sólida para los que perdieron a un gemelo o a un hermano menor. Este mayor riesgo de ECV tras la muerte de un hermano persistió a corto y largo plazo, independientemente de la edad en el momento del fallecimiento. Sin embargo, los investigadores observaron un riesgo más de tres veces mayor de ECV en el primer año tras la muerte de un hermano durante la adolescencia.
“En este estudio de cohortes, la muerte de un hermano en la infancia y al principio de la edad adulta se asoció a un mayor riesgo de ECV general y de la mayoría de los tipos específicos de ECV de aparición temprana, y la intensidad de estas asociaciones varió según la causa de la muerte y la diferencia de edad entre las parejas de hermanos”, declararon los investigadores. “El riesgo era mayor poco después del duelo, especialmente para los adolescentes, pero persistía a largo plazo”.
Desvelar la relación entre la muerte de hermanos y el riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV)
Por lo que saben los investigadores, éste es el primer estudio poblacional que aporta información exhaustiva sobre la relación entre la muerte de un hermano y el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares (ECV), tanto generales como específicas. Los investigadores proponen algunos mecanismos potenciales para dilucidar esta asociación.
Su descubrimiento de que las personas con hermanos fallecidos por ECV presentaban un mayor riesgo de ECV apoya la idea de que los factores de riesgo cardiovascular genéticos y ambientales compartidos dentro de las familias pueden ser factores contribuyentes. Sin embargo, el riesgo elevado persistió cuando los hermanos fallecieron por causas no relacionadas con la ECV, lo que indica la implicación de factores no genéticos. El estrés psicológico experimentado tras el duelo podría desencadenar respuestas de estrés agudo, dando lugar a cambios fisiopatológicos a lo largo del tiempo. El duelo más pronunciado tras la pérdida de un gemelo o un hermano menor podría inducir estados psicofisiológicos atípicos, que podrían dar lugar a resultados cardiovasculares anormales.
Aunque este estudio no establece una relación causal directa entre la pérdida de un hermano y las cardiopatías, los resultados subrayan la importancia de ofrecer atención adicional, así como apoyo social y de salud mental, a los hermanos en duelo para mitigar el riesgo de desarrollar ECV en etapas posteriores de la vida.
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