Los planetas TRAPPIST, objetivo de la vigilancia de posibles comunicaciones radioeléctricas alienígenas
Si los extraterrestres están observando la Tierra, podrían captar las señales de radio que enviamos a Marte para hacer funcionar nuestros vehículos. Los astrónomos han comenzado a vigilar el cercano sistema TRAPPIST-1 para ver si los extraterrestres se comunican entre sus propios planetas.
La Tierra lleva más de un siglo emitiendo señales de radio incidentales, pero a diferencia de lo que sugiere la ciencia ficción, estas señales son relativamente débiles y están dispersas en el espacio, lo que dificulta su detección desde otros planetas. Sin embargo, ¿qué ocurre con las señales diseñadas específicamente para llegar a otros mundos?
Explorando nuestro vecindario solar
Los seres humanos han enviado naves espaciales a todo nuestro vecindario solar, con robots que exploran Marte, orbitadores que observan varios planetas y el Sol, e incluso algunas sondas que han salido de nuestro sistema solar. El funcionamiento de estas misiones requiere comunicaciones de radio fuertes y directas, y si se está en la posición correcta, existe la posibilidad de detectar algún «desbordamiento» de estas señales con el equipo adecuado.
Los investigadores de Penn State y de la Search for ExtraTerrestrial Intelligence (SETI) han aplicado este razonamiento a otros sistemas estelares para ver si podemos descubrir señales de civilizaciones extraterrestres. TRAPPIST-1, a sólo 40 años luz de distancia, es un candidato ideal para esta investigación.
Un centro potencial de vida extraterrestre
Este sistema está formado por siete planetas rocosos del tamaño de la Tierra situados relativamente cerca unos de otros, algunos de ellos en la zona habitable de su estrella. Si se desarrollara vida inteligente en uno de estos planetas, es probable que pudiera extenderse a los demás, permitiendo a las civilizaciones intercambiar mensajes de radio o controlar robots remotos similares a nuestros exploradores de Marte.
El momento óptimo para detectar estas señales sería cuando un planeta pasa por delante de otro desde nuestro punto de vista en la Tierra. Los investigadores denominan a estos sucesos «ocultaciones planeta-planeta» (OPP). Durante estos eventos, las señales de radio podrían «filtrarse» alrededor del planeta, de forma similar a la luz solar que se curva alrededor de la Luna durante un eclipse.
El equipo utilizó el Allen Telescope Array (ATA) para observar el sistema TRAPPIST-1 durante 28 horas. Se centraron en las señales de radio de banda estrecha de intensidad específica procedentes de TRAPPIST-1 que se producían durante las OPP para identificar las señales artificiales más prometedoras.
Tras aplicar filtros a millones de detecciones de radio entrantes, el equipo identificó 11.127 señales candidatas. Un análisis más detallado reveló que 2.264 de ellas se produjeron durante ventanas PPO. Desgraciadamente, tras un examen más detallado, no se determinó que ninguna tuviera un origen alienígena.
Sin embargo, esto no significa que se haya perdido toda esperanza. Observaciones más extensas de éste y otros sistemas, utilizando instrumentos más avanzados, podrían permitirnos detectar comunicaciones extraterrestres.
«Los métodos y algoritmos que hemos desarrollado para este proyecto pueden aplicarse a otros sistemas estelares, aumentando nuestras posibilidades de descubrir comunicaciones regulares entre planetas más allá de nuestro sistema solar, si es que existen», afirma Nick Tusay, autor principal del estudio.
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