Los perros mojados no eligen sacudirse: está en sus genes

Los perros mojados no eligen sacudirse: está en sus genes

Credit: Pixabay

¿Alguna vez te has visto envuelto en una ráfaga de gotas de agua mientras un perro mojado se sacudía para secarse? Pues no es una elección. Los científicos han descubierto el mecanismo que impulsa a los perros -y a muchos otros mamíferos peludos- a sacudirse el agua con intenso vigor. Este comportamiento es involuntario y tiene fascinantes raíces genéticas.

Descubren el mecanismo sensorial que hay detrás de la sacudida

Investigadores en neurobiología del Instituto Médico Howard Hughes de la Facultad de Medicina de Harvard han identificado el complejo pero eficaz mecanismo sensorial que se esconde tras la «sacudida del perro mojado», lo que demuestra que su mascota no está intentando castigarle por ese baño, sino que se trata simplemente de un reflejo natural.

La sacudida del perro mojado es un comportamiento evolutivamente conservado en los mamíferos que les ayuda a eliminar el agua y otros irritantes de la piel cubierta de pelo, sobre todo en la espalda y el cuello, zonas de difícil acceso para la autolimpieza. Los investigadores explicaron que los C-LTMR detectan incluso fuerzas ligeras sobre la piel peluda, como agua o insectos, desencadenando respuestas motoras que han evolucionado para eliminar el agua, los irritantes mecánicos y las amenazas potenciales.

En una serie de experimentos con ratones, los científicos aplicaron estímulos como bocanadas de aceite y aire en la espalda y el cuello -zonas de difícil acceso para el acicalamiento- y utilizaron cámaras de alta velocidad para captar el inicio, la frecuencia y la duración de las sacudidas.

Estudio del papel del cerebro en el desencadenamiento de las sacudidas

La neurobiología, cuyo objetivo es comprender los mecanismos cerebrales que desencadenan los comportamientos, llevó al equipo a utilizar optogenética, manipulación genética e imágenes de calcio en tiempo real para identificar las neuronas activas. Cuando criaron ratones sin neuronas C-LTMR, observaron una reducción significativa del «temblor del perro mojado» en respuesta a estímulos mecánicos como el aceite y el agua.

Los C-LTMR, o mecanorreceptores de bajo umbral, son neuronas sensoriales que responden a ligeros estímulos mecánicos en la piel peluda de los mamíferos. Aunque los investigadores ya sabían que se activaban con el tacto, no estaba claro que desempeñaran un papel central en el desencadenamiento de la sacudida de todo el cuerpo en los animales.

El estudio demostró cómo los estímulos activan el canal iónico Piezo2, que regula los C-LTMR, conectando con las neuronas espinoparabraquiales (SPB) y desencadenando corrientes postsinápticas excitadoras (EPSC) a lo largo de una vía que controla esta respuesta motora.

Los investigadores también utilizaron luz para estimular las neuronas (optogenética), desencadenando la respuesta de sacudida incluso sin contacto físico, demostrando que la activación de los C-LTMR por sí sola puede iniciar el comportamiento.

«El hallazgo de que los C-LTMR contribuyen a las sacudidas del perro mojado provocadas por estímulos nos permitió explorar cómo estas neuronas sensoriales intervienen en los circuitos centrales para mediar en los comportamientos somatosensoriales», señalaron los científicos. Confirmamos que las C-LTMR están acopladas sinápticamente a las SPN porque la activación optogenética de los terminales de las C-LTMR produjo corrientes excitatorias (EPSC) en ambas poblaciones de SPN».

Una mirada detallada a la vía de las sacudidas desencadenadas mecánicamente

«Estos hallazgos demuestran colectivamente el papel de una vía C-LTMR-espinoparabraquial en los temblores de perro mojado desencadenados mecánicamente», añade el equipo.

Puede que esto sea más de lo que siempre quiso saber sobre por qué el agua acaba en el techo después del baño de su perro, pero revela lo complejos que pueden ser los sistemas sensoriales y las respuestas conductuales. Hasta hace poco, las limitaciones de la tecnología dejaban este descubrimiento en una fase hipotética.

Así que, la próxima vez que su perro le rocíe con agua, recuerde que no intenta molestarle: simplemente está en sus genes.


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