Los microplásticos podrían ser aliados en la monitorización de las aguas residuales en los ríos

University of Stirling
Aunque la gente suele asociar los microplásticos con peligros medioambientales, los investigadores proponen ahora que estas partículas pueden desempeñar un papel útil al ayudar a detectar la contaminación por aguas residuales en las vías fluviales.
Convertir una debilidad en una fortaleza
Una de las principales preocupaciones sobre la contaminación por microplásticos es su tendencia a atraer y transportar bacterias nocivas. Sin embargo, los investigadores podrían aprovechar esta misma característica para controlar de forma pasiva los contaminantes bacterianos procedentes de las aguas residuales. Actualmente, el control de la calidad del agua cerca de las plantas de tratamiento de aguas residuales suele consistir en tomar muestras de agua en momentos específicos y analizarlas en un laboratorio para detectar bacterias relacionadas con un tratamiento insuficiente.
El problema es que los vertidos de aguas residuales no siempre son continuos, lo que significa que el momento de la recogida de muestras puede no coincidir con los picos de contaminación. Para superar esto, el Dr. Luke Woodford y su equipo de la Universidad de Stirling, en Escocia, probaron el uso de microperlas de plástico como herramientas de control pasivo.

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Los investigadores llenaron jaulas esféricas de malla de acero con microperlas, las colocaron dentro de cestas de malla más grandes y las sumergieron en ríos cerca de las tuberías de desagüe de aguas residuales. La idea era que cualquier bacteria presente en el agua se adhiriera a la biopelícula que se forma naturalmente en la superficie de las perlas.
Comparación de diferentes materiales en condiciones reales
En el estudio, los investigadores probaron perlas de 2 mm de ancho fabricadas con tres materiales: polietileno, caucho y corcho (utilizado como material de control natural). Colocaron 200 perlas de cada tipo en cada jaula y situaron las cestas tanto aguas arriba como aguas abajo de la salida de una planta de tratamiento de aguas residuales en un río escocés.
Durante 23 días, los investigadores recogieron y analizaron regularmente las perlas. Tan solo 24 horas después de su colocación, descubrieron que las perlas situadas aguas abajo contenían concentraciones significativamente más altas de bacterias nocivas como Escherichia coli, Klebsiella pneumoniae, Citrobacter freundii y Enterococcus. Este patrón se mantuvo, e incluso empeoró, durante todo el periodo de prueba.

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«El secuenciamiento genómico posterior reveló que muchas de estas bacterias poseen genes que aumentan su resistencia a los antibióticos y potencian su virulencia, lo que agrava la amenaza para la salud pública y medioambiental. A medida que aumentan los vertidos de aguas residuales en el Reino Unido, nuestro sistema supervisa activamente los contaminantes que se liberan y aborda de frente este problema de salud pública», afirma Woodford. «Esta herramienta podría desempeñar un papel fundamental en la solución del problema».
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