Los baches: Una persistente amenaza para las carreteras
Las carreteras siguen plagadas de baches, lo que supone un peligro para los automovilistas y un gasto considerable en reparaciones. Solucionar estas grietas es caro, y el coste de las reparaciones se acumula. La pregunta sigue en el aire: ¿Por qué persisten los baches? ¿Hay alguna solución en el horizonte?
Los baches y su origen
Con frecuencia, los baches tienen su origen en grietas minúsculas e invisibles en la superficie de la carretera. Las duras condiciones meteorológicas, un drenaje inadecuado y el tráfico intenso pueden contribuir a la degradación de las superficies de las carreteras. En 2017, el Reino Unido fue testigo de más de 2 millones de reparaciones de baches, lo que supuso 120 millones de libras en gastos.
Actualmente, predecir la aparición de estas grietas microscópicas supone todo un reto. Sin embargo, en el futuro, es posible que técnicas de medición precisas pronostiquen cuándo y dónde aparecerán los baches. Los vehículos autónomos equipados con maquinaria podrían reparar preventivamente los desperfectos de las carreteras, mitigando el crecimiento de los baches.
Calzadas que se curan solas
Se están desarrollando materiales innovadores para las carreteras, como el asfalto “autorreparable”, que se estudia en el Centro de Ingeniería del Transporte de Nottingham. Con estos materiales se podría reducir la frecuencia de las reparaciones y, en el mejor de los casos, convertir los baches en un recuerdo lejano.
Las calzadas de asfalto se componen de agregados minerales para la estabilidad estructural y betún, un agente aglutinante viscoso. Cuando se forman grietas, el betún fluye hacia ellas para rellenar los huecos. Sin embargo, la lenta viscosidad del betún a temperaturas medias significa que las pruebas pueden tardar semanas en curarse, y pueden superar el proceso de reparación, dando lugar a la formación de baches.
Para agilizar la cicatrización de las carreteras, los investigadores están estudiando el uso de diminutas cápsulas que contienen rejuvenecedores del asfalto, como el aceite de girasol o el tall oil, que es un subproducto de la producción de papel. Las cápsulas se abren cuando la carretera se agrieta, liberando aceite que ablanda el asfalto y facilita una unión más rápida y la prevención de grietas. Este planteamiento pretende retrasar la aparición de baches al menos cinco años, reduciendo las necesidades de mantenimiento y las interrupciones de tráfico asociadas.
Calentamiento de soluciones
Según la asociación de gobiernos locales, los gastos de reparación de carreteras en Inglaterra y Gales podrían ascender pronto a 14.000 millones de libras, lo que eclipsaría los presupuestos de los ayuntamientos. Otra posible solución de ahorro estudiada en la Universidad de Brunel consiste en utilizar calor infrarrojo para reparaciones más duraderas y económicas.
La formación de baches se acelera enormemente con el tiempo húmedo y los ciclos de congelación y descongelación, lo que provoca fallos prematuros en las reparaciones. Los métodos tradicionales de reparación de baches consisten en inyectar asfalto hirviendo, pero si la carretera está fría, la temperatura del material de reparación desciende considerablemente, lo que da lugar a uniones más débiles con la superficie circundante.
Para mejorar el rendimiento de la reparación de parches de asfalto, el Grupo de Investigación de Ingeniería de Pavimentos y Terrenos de Brunel ha ideado el Sistema de Reparación Controlada de Baches (CPRS). Este método innovador utiliza un equipo portátil de calefacción por infrarrojos para precalentar la superficie de la carretera y la zona subyacente antes de realizar las reparaciones.
El sistema CPRS ofrece un control preciso de la temperatura, lo que produce uniones más fuertes con los materiales de sustitución. Está diseñado para facilitar su transporte a los lugares de reparación y puede utilizarse en un solo carril, lo que reduce al mínimo el cierre de carreteras. El objetivo es realizar reparaciones más duraderas, mejorando la calidad de las carreteras, reduciendo los gastos de mantenimiento y aumentando la seguridad.
Según las investigaciones en curso, el CPRS podría alargar la vida útil de las reparaciones de parches de asfalto hasta cinco años, lo que supondría una mejora sustancial respecto a la media actual de dos años. Su aplicación en todo el país podría reducir los costes entre un 25% y un 50%, lo que se traduciría en una red de carreteras de mejor calidad, menos gastos de mantenimiento e indemnizaciones y menos accidentes.
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