La NASA revela unos ojos siniestros en el espacio que parecen mirarte fijamente

El abismo devuelve la mirada: Las proféticas palabras de Nietzsche en el espacio
«El abismo también te devuelve la mirada», dijo el filósofo alemán Friedrich Nietzsche en 1886. Sus palabras parecen casi proféticas cuando, casi 140 años después, contemplamos una imagen a 80 millones de años luz que se asemeja a un par de ojos penetrantes que nos devuelven la mirada.
En realidad, estos «ojos»son dos galaxias en colisión llamadas NGC 2207 e IC 2163, captadas por los telescopios espaciales Hubble y James Webb. Este encuentro cósmico acabará dando lugar a una nueva galaxia gigante con un agujero negro supermasivo en su centro.
La lenta danza de las fusiones galácticas
Una fusión galáctica es un proceso largo y complejo. En lugar de una explosión repentina, las galaxias participan en una lenta danza cósmica, acercándose hasta que finalmente se fusionan. NGC 2207 e IC 2163 ya tuvieron un encuentro cercano hace millones de años, y ahora vuelven a orbitar una alrededor de la otra.
La fase actual de esta fusión dista mucho de haber concluido, ya que ambas galaxias aún conservan estructuras espirales diferenciadas. Sin embargo, sus intensas interacciones gravitatorias están desencadenando una rápida formación estelar que las hace brillar.
Este fenómeno se produce porque las nubes de gas interestelar de las galaxias se comprimen y calientan. Cuando estas nubes se vuelven lo suficientemente densas, la gravedad provoca su colapso, iniciando el nacimiento de nuevas estrellas que crecen absorbiendo más gas circundante.

Estas galaxias generan docenas de masas solares en estrellas nuevas cada año, mucho más activas que la Vía Láctea, que sólo produce unas pocas estrellas de tamaño similar.
Donde hay formación estelar, también hay muerte estelar. Las estrellas gigantes de estas regiones tienen vidas cortas y a menudo explotan en supernovas, comprimiendo aún más el gas cercano y alimentando la formación de nuevas estrellas.
Las regiones donde nacen las estrellas pueden verse en la imagen del Hubble como un resplandor azul pálido en ultravioleta, mientras que la cámara de infrarrojo medio del telescopio James Webb destaca la distribución del polvo en intrincados filamentos.
Quizá el famoso dicho de Nietzsche necesite una actualización: a veces, al mirar hacia el vasto abismo, acabas vislumbrando los extraordinarios procesos cósmicos mucho más grandes y antiguos que nuestra propia existencia.
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