Investigadores desafían sus propios descubrimientos generando energía a partir de la rotación de la Tierra

Los investigadores aprovechan el diminuto voltaje de la rotación de la Tierra, revelando una nueva fuente de energía potencial.
La base de esta investigación se remonta a 2016, cuando el astrofísico de Princeton Christopher Chyba y el científico planetario del JPL Kevin Hand argumentaron inicialmente que tal generación de energía era imposible. Sin embargo, al revisar sus propias conclusiones, empezaron a cuestionar los supuestos en los que se basaba su prueba. Este cambio de perspectiva les llevó, junto con el científico de Spectral Sensor Solutions Thomas Chyba, a explorar si unas condiciones específicas podrían permitir la generación de energía a partir de la dinámica de la Tierra.
Para probar su hipótesis, los investigadores diseñaron un experimento con un cilindro de ferrita de manganeso y zinc de 29,9 centímetros. Este material se seleccionó cuidadosamente porque favorece la difusión magnética, lo que permite que los campos magnéticos se propaguen con mayor libertad. El equipo colocó el cilindro en un laboratorio controlado y a oscuras para eliminar las interferencias de la luz y lo situó exactamente perpendicular a la rotación de la Tierra y al campo magnético.
Mediciones precisas revelan 18 microvoltios, lo que refuerza el vínculo con la rotación de la Tierra

Tras medir cuidadosamente y tener en cuenta todas las variables, detectaron una tensión de 18 microvoltios. Al modificar el ángulo del cilindro o utilizar un material distinto, la tensión desaparecía. La correlación indicaba una relación directa con la rotación de la Tierra.
«El dispositivo parecía violar la conclusión de que cualquier conductor en reposo con respecto a la superficie de la Tierra no puede generar energía a partir de su campo magnético», afirma Christopher Chyba. Para reforzar sus conclusiones, el equipo repitió el experimento en un edificio residencial en lugar de en un laboratorio y observó la misma respuesta.
Aunque estos resultados son prometedores, la electricidad generada sigue siendo extremadamente pequeña, y la ampliación del proceso sigue siendo incierta. En el futuro, investigadores independientes deberán reproducir -o cuestionar- estos resultados para determinar si este método podría convertirse en una fuente de energía práctica. Aunque aún quedan muchos interrogantes, este avance demuestra el potencial de aprovechar las fuerzas naturales de la Tierra de formas nuevas e inesperadas.
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