Ha aparecido el primer chimpancé con dos conjuntos de ADN

En una situación que recuerda a las escenas iniciales de una película de terror de ciencia ficción, los científicos han inyectado células madre de un embrión de mono de siete días en otro embrión no relacionado de la misma especie de entre cuatro y cinco días. Posteriormente, este embrión combinado se implantó en una hembra de mono, lo que dio lugar al primer nacimiento con vida de un primate no humano quimérico: un macho completamente formado.

Los revolucionarios resultados del desarrollo de monos quiméricos

Esta técnica ha servido a los científicos para generar tanto embriones mono-humanos (interrumpidos en las primeras fases de desarrollo) como individuos vivos. No obstante, éste es el primer caso en que el material genético introducido constituye una parte sustancial de la composición tisular del recién nacido. Las células madre inyectadas contribuyeron al 92% del tejido cerebral del mono y constituyeron el 67% de la composición general del animal.

” Este logro es una vieja aspiración en este campo”, señaló Zhen Liu, autor principal de la Academia China de Ciencias (CAS). “Este logro tiene el potencial de impulsar la creación de modelos de mono más precisos para el estudio de enfermedades neurológicas y otras investigaciones biomédicas”.

Los investigadores, sin embargo, no sólo se sorprendieron por el éxito del nacimiento, sino también por la contribución sin precedentes de las células madre embrionarias al desarrollo del feto. Para determinar el grado de participación de este material genético en la formación del mono, las células pluripotentes, capaces de diferenciarse en todos los tipos celulares necesarios, se marcaron con proteína verde fluorescente.

observaciones y análisis de los patrones fluorescentes en las crías de mono quimérico
Después del nacimiento, los investigadores observaron distintas manchas fluorescentes en el cuerpo del macaco cynomolgus (Macaca fascicularis) recién nacido, incluidas las puntas de los dedos y los ojos. Gracias a la secuenciación de genes y a diversas pruebas, se reveló que las células madre donantes estaban presentes en 26 tipos distintos de tejido, constituyendo entre el 21% y el 92% de cada uno de ellos.

En total, las células madre inyectadas contribuyeron a una media del 67% del tejido del mono, distribuido por el cerebro, el corazón, los riñones, el hígado, el tracto gastrointestinal, los testículos y otros órganos.

” Observamos un nivel significativo de contribución, con células donantes que desempeñan un papel sustancial en la formación de diversos tejidos y estructuras complejas en todo el cuerpo del mono”, declaró el profesor Mu-Ming Poo, director científico del Instituto de Neurociencia del CAS.

Desgraciadamente, el joven mono sólo vivió 10 días antes de sucumbir a una insuficiencia respiratoria y una hipotermia que obligaron a practicarle la eutanasia. La causa exacta de este deterioro sigue siendo desconocida, pero Liu sugiere que puede atribuirse a diferencias epigenéticas entre los tipos celulares.

consideraciones éticas e implicaciones futuras de la creación de organismos quiméricos

La creación de organismos sintientes mediante manipulación genética ha suscitado inquietudes éticas y sigue siendo un área polémica de exploración científica. Denominado quimera, este organismo es el resultado de células con orígenes genéticos diferentes. En cambio, un clon es una copia genéticamente idéntica de otro organismo. Aunque las implicaciones éticas son profundas, existe interés por desarrollar organismos quiméricos viables para cultivar órganos humanos y conocer mejor las enfermedades humanas. Los investigadores también proponen el uso potencial de animales quiméricos entre especies para ayudar a la conservación de especies en peligro crítico.

Liu Zhen, autor principal del artículo de la Academia China de Ciencias (CAS), destaca el potencial de este trabajo para generar modelos de monos más precisos para estudiar enfermedades neurológicas y otras investigaciones biomédicas.

Históricamente, los investigadores se han centrado sobre todo en crear roedores quiméricos. Sin embargo, debido a la estrecha relación evolutiva entre primates y humanos, los monos se consideran un recurso crucial para profundizar en la fisiología y las enfermedades humanas.

“Los ratones no logran reproducir numerosos aspectos de las enfermedades humanas debido a su fisiología distinta”, explicó Zhen Liu, autor principal del estudio. “En cambio, la estrecha relación evolutiva entre humanos y monos permite modelar con mayor precisión las enfermedades humanas en monos”.

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