Gran avance en la lucha contra la depresión: Descubiertos casi 300 genes desconocidos hasta ahora

Gran avance en la lucha contra la depresión: Descubiertos casi 300 genes desconocidos hasta ahora

Scientists make a huge leap forward in understanding the genetic map of depression risk. Credit: Pixabay

Estamos más cerca que nunca de determinar con precisión si la biología de una persona la hace más propensa al trastorno depresivo mayor. Los investigadores han identificado 293 nuevas variantes genéticas vinculadas a un mayor riesgo, un 42% más de lo que se sabía hasta ahora.

Un amplio estudio de asociación de genoma completo (GWAS) transancional analizó los datos genéticos de 688.808 individuos con depresión y 4.364.225 controles. El estudio identificó 697 variantes en 635 loci génicos asociados al trastorno, entre ellas 293 variantes recién descubiertas.

Este logro es la culminación de casi ocho años de colaboración de un equipo internacional de científicos, dirigido por la Universidad de Edimburgo y el King’s College de Londres, junto con investigadores del QIMR Berghofer, la Universidad de Queensland (UQ) y el Brain and Mind Centre de Sydney.

«Nuestro estudio ha descubierto numerosos factores genéticos que contribuyen a la depresión, poniendo de relieve su compleja base genética», afirma Enda Byrne, científico de la UQ. «Estos descubrimientos allanan el camino para mejorar los tratamientos y el apoyo a los afectados por esta enfermedad».

Aunque la depresión es el resultado de una compleja interacción de factores biológicos y ambientales, este completo mapa de riesgos genéticos permite a los profesionales médicos identificar más fácilmente a los pacientes predispuestos a padecerla.

Genética y depresión

El pasado mes de abril, los investigadores de la Universidad de Sídney Jacob Crouse e Ian Hickie subrayaron la importancia de comprender la genética en la depresión: «Consideremos dos individuos -uno con alto riesgo genético y otro con bajo riesgo- que pierden ambos su trabajo. La persona genéticamente vulnerable podría percibir la pérdida como una amenaza a su autoestima y estatus social, sintiendo vergüenza y desesperación, y evitando la búsqueda de un nuevo empleo por miedo al fracaso. Por el contrario, la otra persona podría ver la pérdida como algo menos personal, atribuyéndola a las circunstancias de la empresa. Estas diferentes perspectivas afectan a la forma en que interiorizan y recuerdan el suceso».

Aunque esta explicación simplifica una afección muy matizada y personal, ilustra el impacto de la vulnerabilidad genética. Las personas que presentan todas estas variantes tienen un riesgo mucho mayor de sufrir depresión. Reconocer a las personas con mayor riesgo biológico permite ofrecer un apoyo personalizado y opciones de tratamiento más eficaces.

El estudio analizó datos genéticos de 29 países en 109 estudios, con un 24% de participantes de origen no europeo, lo que permitió descubrir 100 nuevas variantes genéticas. Pone de relieve la necesidad de investigar más sobre la depresión en poblaciones africanas infrarrepresentadas.

Mientras que una sola variante genética tiene un impacto mínimo, múltiples variantes pueden aumentar significativamente la susceptibilidad. Brittany Mitchell, investigadora, insistió en la necesidad de mejorar el tratamiento y la prevención.

Comprender las bases genéticas de la depresión podría mejorar las terapias farmacológicas, incluida la reutilización de medicamentos para el dolor crónico o la narcolepsia, y posibilitar intervenciones proactivas para ayudar a las personas de alto riesgo a gestionar eficazmente los factores estresantes.

Se identificaron variantes genéticas clave en los loci DRD2, FURIN y CYP7B1, relacionados con la neuroinflamación, la síntesis de neuroesteroides y la función sináptica. De las 697 variantes halladas, 308 estaban relacionadas con la densidad postsináptica y la agrupación de receptores, factores críticos para la comunicación neuronal.

Avances genéticos para tratamientos específicos de la depresión

Este estudio avanza en la comprensión de las bases genéticas de la disfunción sináptica y neuronal en la depresión, allanando el camino para tratamientos específicos. «Estudios integradores como éste pueden mejorar los tratamientos, reducir el impacto global de la enfermedad y poner de relieve la base biológica de los trastornos mentales», afirma Brittany Mitchell.

Desde que se descubrió el primer vínculo genético con la depresión en 2011, la investigación ha reforzado los argumentos a favor de la biología como factor clave en su riesgo y gravedad. DRD2, también relacionado con el TDAH, el síndrome de Tourette y el TEPT, pone de relieve la conexión entre la señalización de la dopamina y la atención, la motivación y la impulsividad, cruciales en la depresión y afecciones relacionadas.

Se cree que FURIN y CYP7B1 tienen un vínculo más estrecho con la depresión y las afecciones relacionadas con el neurodesarrollo.

Según el estudio, los factores genéticos representan aproximadamente el 37% de la heredabilidad de la depresión, mientras que en el 63% restante influyen factores como el estrés, los traumas y el estilo de vida. Las personas con estas variantes de riesgo tienen un 50% de probabilidades de transmitirlas a su descendencia. Aunque esto no garantiza que un niño desarrolle depresión, aumenta la probabilidad si también están presentes otros factores de riesgo.

Comprender estas variantes y su conexión con la depresión, el TDAH y los trastornos de ansiedad puede ayudar a reducir el estigma, minimizar los diagnósticos erróneos y acelerar el desarrollo de tratamientos más eficaces.


Read the original article on: New Atlas

Read more: AI Unveils Genes Shaping Human Skeletons

    Share this post