Experto comparte 2 factores clave para perder peso de forma duradera

Según la Organización Mundial de la Salud, más de 2.500 millones de adultos de todo el mundo padecen actualmente sobrepeso u obesidad. Esta alarmante cifra pone de manifiesto la creciente crisis sanitaria mundial.
Comprender los riesgos y el camino hacia una salud duradera
La obesidad va más allá del mero exceso de peso: es un factor de riesgo importante para una serie de problemas de salud graves, como la diabetes de tipo 2, las enfermedades renales, los infartos de miocardio y los accidentes cerebrovasculares. A medida que aumenta la concienciación sobre su impacto, más personas buscan respuestas a una pregunta crucial: ¿Cómo puedo perder peso y mantener la salud a largo plazo?
La obesidad es una enfermedad polifacética a la que contribuyen muchos factores. No es sólo el resultado de comer en exceso o de la falta de ejercicio.
Para muchos, el estrés emocional y psicológico desempeña un papel importante. Las presiones laborales, las preocupaciones económicas, los problemas familiares y la ansiedad social pueden desencadenar una alimentación emocional.
Además, la depresión puede contribuir a la obesidad al alterar los hábitos alimentarios y disminuir la motivación para la actividad física.
Los estilos de vida modernos también hacen que el aumento de peso sea más frecuente. Las largas horas que pasamos sentados -ya sea en el escritorio, en el coche o en el sofá-, combinadas con la disponibilidad constante de alimentos altamente procesados y ricos en calorías, hacen que sea más fácil que nunca engordar.
«Un problema complejo requiere una solución integral»
Esta mezcla de influencias conductuales, psicológicas, sociales y ambientales conduce a un escenario en el que el aumento de peso se hace más difícil de prevenir y aún más difícil de revertir.
Dado que la obesidad tiene múltiples factores contribuyentes, necesita una solución integral. Los tratamientos más eficaces adoptan un enfoque multimodal, con un equipo de profesionales sanitarios -psicólogos, nutricionistas y médicos- que colaboran para ayudar a las personas en sus esfuerzos por perder peso.
Este método de colaboración no se limita a la dieta y el ejercicio, sino que aborda también los problemas emocionales y mentales que a menudo contribuyen al trastorno.
Este enfoque es especialmente beneficioso para las personas con prediabetes, una afección caracterizada por niveles de azúcar en sangre superiores a los normales que aún no han alcanzado el umbral de la diabetes. Los estudios han demostrado que las modificaciones del estilo de vida, cuando cuentan con el apoyo de un equipo multidisciplinar, pueden reducir en gran medida las probabilidades de evolucionar a una diabetes de tipo 2.
Aunque perder entre un 5 y un 7 por ciento del peso corporal es un objetivo sólido para mejorar la salud, los últimos hallazgos de nuestro equipo de investigación de Tubinga (Alemania) sugieren que si se combina la pérdida de peso con un control eficaz de la glucemia se obtienen resultados aún mejores. «Otro estudio aporta pruebas adicionales de que controlar tanto el peso como los niveles de glucosa reduce las complicaciones relacionadas con la diabetes, como los problemas renales y el daño a los vasos sanguíneos pequeños».
Grasa abdominal alrededor de los órganos internos
¿Por qué es tan eficaz esta combinación? Las investigaciones demuestran que las personas que consiguen eliminar el exceso de peso y reducir la glucemia suelen experimentar una disminución de la grasa abdominal profunda, la que se acumula alrededor de los órganos internos.
La grasa visceral es especialmente perjudicial porque favorece la inflamación del organismo, lo que puede interferir en la capacidad de la insulina para regular eficazmente el azúcar en sangre.
La buena noticia es que algunos cambios específicos en el estilo de vida pueden combatir eficazmente la grasa visceral. Se ha demostrado que es especialmente beneficioso realizar una actividad física constante -especialmente ejercicios aeróbicos- y seguir dietas ricas en grasas poliinsaturadas (presentes en alimentos como los frutos secos, las semillas, el pescado y los aceites vegetales). Un enfoque dietético que destaca es la dieta mediterránea, que se centra en los cereales integrales, las grasas saludables, las verduras y las fuentes de proteínas magras.
Cuando se combinan, el ejercicio regular y una dieta de estilo mediterráneo no sólo favorecen la pérdida de peso, sino que también promueven una salud cardiaca y metabólica duradera. Sin embargo, a muchas personas les resulta difícil mantener estos hábitos saludables a largo plazo.
Los estudios indican que un gran número de personas que pierden peso tienden a recuperarlo al cabo de unos años. A medida que se recupera el peso, también lo hacen los problemas de salud relacionados, como la diabetes, la hipertensión arterial y los niveles elevados de colesterol.
Este patrón de pérdida y recuperación de peso puede ser desalentador y emocionalmente agotador, lo que lleva a muchas personas a buscar soluciones más duraderas.
Tratamientos farmacéuticos y procedimientos quirúrgicos
En los últimos años, los agonistas del receptor GLP-1 -diseñados originalmente para tratar la diabetes- han surgido como una opción prometedora para perder peso.
Estos medicamentos imitan la hormona natural GLP-1 (péptido-1 similar al glucagón), que se libera en el intestino después de las comidas. Esta hormona ayuda a regular el apetito promoviendo la saciedad y estimula la liberación de insulina, ayudando a reducir los niveles de azúcar en sangre.
A pesar de su eficacia, los fármacos GLP-1 se utilizan cada vez más para la pérdida de peso cosmética, lo que plantea problemas éticos y de seguridad. Se desconocen en gran medida sus efectos a largo plazo en personas sin obesidad.
Los posibles efectos secundarios incluyen náuseas, vómitos y otras complicaciones más graves, por lo que estos fármacos sólo deben utilizarse bajo supervisión médica.
Uno de los principales inconvenientes es que los beneficios de la pérdida de peso suelen revertirse una vez que se interrumpe la medicación, lo que provoca una rápida recuperación del peso. En consecuencia, puede ser necesario un uso continuado o incluso de por vida para mantener los resultados positivos.
Para las personas con obesidad grave -especialmente las que padecen problemas de salud graves, como diabetes de tipo 2 o cardiopatías- la cirugía bariátrica puede ser transformadora. Procedimientos como el bypass gástrico y la gastrectomía en manga reducen el tamaño del estómago y, en algunos casos, modifican la actividad hormonal intestinal.
Estas intervenciones suelen conllevar una pérdida de peso sustancial y duradera, junto con un riesgo significativamente menor de padecer enfermedades relacionadas con la obesidad, como cardiopatías y muerte prematura. Aunque no es adecuada para todo el mundo, la cirugía bariátrica sigue siendo una de las opciones de tratamiento más eficaces cuando se utiliza adecuadamente.
Mientras tanto, los investigadores están desarrollando nuevos medicamentos que imitan las acciones combinadas de varias hormonas intestinales para promover la pérdida de peso. Algunos de estos fármacos prometen conseguir efectos similares a los de la cirugía, aunque la mayoría aún están en fase de ensayo clínico.
Una mezcla de éxito
Para quienes se inician en la pérdida de peso, una combinación de actividad física y dieta equilibrada -como la dieta mediterránea- sigue siendo el enfoque más eficaz. Si se mantienen, estos cambios pueden mejorar a largo plazo el peso, la glucemia y la salud en general.
Para las personas con hiperglucemia, es especialmente importante centrarse en la grasa visceral mediante una combinación de ajustes del estilo de vida y control de la glucemia. Para quienes padecen obesidad y problemas de salud relacionados, los tratamientos médicos y las opciones quirúrgicas proporcionan herramientas poderosas para facilitar un cambio duradero.
Al final, para conseguir una pérdida de peso duradera y mejorar la salud hay que reconocer que no existe una solución universal. La clave está en encontrar la combinación adecuada de apoyo, estrategia y ciencia adaptada a cada persona.
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