El impacto del cambio climático sobre la transmisión de la malaria
Según un reciente estudio, un novedoso modelo para predecir la influencia del cambio climático en la transmisión de la malaria en África podría allanar el camino para intervenciones más precisas destinadas a controlar la enfermedad.
Las técnicas anteriores se basaban en mediciones de las precipitaciones para inferir la presencia de aguas superficiales propicias para la cría de mosquitos. Sin embargo, un estudio dirigido por la Universidad de Leeds empleó múltiples modelos climáticos e hidrológicos, incorporando procesos del mundo real como la evaporación, la infiltración y el caudal de los ríos.
Este método ofrece una comprensión más completa de las condiciones favorables al paludismo en toda África.
Ampliar el papel de las masas de agua
Además, arroja luz sobre la importancia de masas de agua como el río Zambeze en la transmisión de la enfermedad. El estudio revela que casi cuatro veces la población estimada anteriormente reside en zonas propicias para la transmisión del paludismo hasta nueve meses al año.
Los resultados, presentados en la revista Science con el título «Future malaria environmental suitability in Africa is sensitive to hydrology», subrayan la sensibilidad del riesgo de paludismo a los factores hidrológicos.
En palabras del Dr. Mark Smith, Profesor Asociado de Investigación sobre el Agua en la Escuela de Geografía de Leeds y autor principal del estudio: «Este enfoque proporciona una estimación más realista de las zonas de África que experimentarán cambios en la prevalencia del paludismo. Con datos cada vez más precisos sobre los flujos de agua, podemos utilizar este conocimiento para priorizar y adaptar las intervenciones contra la malaria de forma más eficaz. Esto es especialmente crucial dados los limitados recursos sanitarios de que se suele disponer».
Implicaciones de la sensibilidad climática y la carga regional
La malaria, una enfermedad sensible al clima transmitida por vectores, causó 608.000 muertes de un total de 249 millones de casos en 2022. África registró el 95% de los casos mundiales, pero el progreso en la reducción de casos se ha ralentizado o invertido, en parte debido al estancamiento de las inversiones en los esfuerzos mundiales de control de la malaria.
Estos investigadores prevén que las condiciones cálidas y áridas debidas al cambio climático provocarán una disminución general de las zonas propicias para la transmisión de la malaria a partir de 2025.
La metodología que emplean, basada en la hidrología, revela que los cambios en la idoneidad para el paludismo varían de una región a otra y son más sensibles a las futuras emisiones de gases de efecto invernadero de lo que se creía hasta ahora.
Por ejemplo, los descensos previstos de la aptitud para el paludismo en África occidental se extienden más hacia el este de lo que indicaban los modelos basados únicamente en las precipitaciones, llegando hasta Sudán del Sur. A la inversa, los aumentos previstos de la idoneidad en Sudáfrica están ahora vinculados a cursos de agua como el río Orange.
El profesor Chris Thomas, coautor del estudio de la Universidad de Lincoln, destacó: «El avance significativo radica en que estos modelos consideran que no todas las precipitaciones permanecen in situ, ampliando así las zonas donde se dan las condiciones favorables para la reproducción de los mosquitos de la malaria, sobre todo a lo largo de las llanuras aluviales de los principales ríos en las regiones áridas y de sabana típicas de muchas regiones africanas». Lo que llama la atención en la nueva modelización es el impacto del cambio climático en la duración de las estaciones, que puede afectar profundamente a la transmisión de la enfermedad.»
Facilitar los experimentos de modelización del agua
El coautor, el profesor Simon Gosling, especializado en Riesgos Climáticos y Modelización Medioambiental de la Universidad de Nottingham, contribuyó a coordinar los experimentos de modelización del agua para el estudio.
Afirmó: «Nuestra investigación subraya la intrincada manera en que los cambios en los flujos de agua superficial influyen en el riesgo de transmisión de la malaria en toda África. Esto ha sido posible gracias a un importante esfuerzo de investigación por parte de la comunidad mundial de modelización hidrológica, que ha recopilado y proporcionado estimaciones de los efectos del cambio climático sobre los flujos de agua en todo el mundo. Aunque una reducción general del riesgo futuro de paludismo pueda parecer positiva, conlleva la contrapartida de una menor disponibilidad de agua y un mayor riesgo de otra enfermedad importante, el dengue».
El propósito de los investigadores es seguir perfeccionando sus modelos para captar detalles más precisos de la dinámica de las masas de agua, lo que podría mejorar las estrategias nacionales de control del paludismo.
«Estamos llegando a una fase en la que los datos disponibles a escala mundial no sólo pueden identificar hábitats potenciales, sino también predecir qué especies de mosquitos tienen más probabilidades de prosperar en lugares concretos, lo que permitiría realizar intervenciones selectivas contra estos insectos», añade el Dr. Smith.