El fenómeno de las fronteras móviles Redefinición de las fronteras nacionales

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Cuando los gobiernos suizo e italiano se reunieron para redibujar su frontera alpina en respuesta al retroceso de los glaciares, se puso de manifiesto un reto cada vez mayor para las naciones que se basan en hitos naturales para delimitar sus territorios.
Este proceso ha sido relativamente colaborativo, debido en parte a la naturaleza no reclamada del terreno y al hecho de que la frontera nacional, situada en la cima de una montaña, se ha desplazado hacia territorio italiano con el deshielo de los glaciares. Sin embargo, finalizar estos ajustes lleva tiempo; mientras que Suiza aprobó los cambios en mayo de 2023, Italia aún no lo ha hecho. Las revisiones afectan a zonas cercanas al emblemático pico del Cervino, que conecta la estación de esquí suiza de Zermatt con la italiana de Breuil-Cervinia.
El deshielo de los glaciares y las transformaciones fronterizas
El Gobierno suizo declaró que el deshielo de los glaciares está transformando las fronteras naturales, con consecuencias que van más allá de los desplazamientos territoriales. Independientemente de las opiniones sobre el cambio climático, los glaciares de todo el mundo están retrocediendo a un ritmo sin precedentes. Un informe de la Academia Suiza de las Ciencias señalaba que, a pesar de las fuertes nevadas registradas a principios de 2024, el polvo sahariano aceleró el deshielo, provocando una reducción del 2,5% del volumen de los glaciares, una continuación de la pérdida del 10% registrada sólo en 2022 y 2023.
Este rápido retroceso glaciar, más significativo en dos años que en las tres décadas comprendidas entre 1960 y 1990, subraya las implicaciones más amplias del aumento de las temperaturas globales. Un estudio prevé que incluso un modesto aumento de la temperatura de 1,5 °C podría provocar la pérdida de más de una cuarta parte de los glaciares de la Tierra en 2100.
El desplazamiento de la frontera entre Suiza e Italia no es único. Los glaciares a lo largo de la frontera entre Noruega y Suecia, Chile y Argentina en la Patagonia, y el geopolíticamente sensible glaciar Siachen en el Himalaya también experimentan cambios similares. A diferencia de los esfuerzos de colaboración en Europa, el glaciar Siachen, situado en la disputada Línea de Control entre India y Pakistán, sigue siendo un foco de tensión militar. Los informes sugieren que las operaciones del ejército en la región contribuyen al deshielo de los glaciares y a la degradación del medio ambiente.
Soluciones innovadoras para fronteras fluidas
Algunos países están adoptando soluciones innovadoras para gestionar estas fronteras fluidas. Por ejemplo, el proyecto italiano Limes utiliza sensores GPS para vigilar y cartografiar la dinámica frontera entre Italia y Austria en los Alpes de Ötztal. Estos datos se introducen en un sistema que actualiza continuamente la posición de la frontera, lo que demuestra un planteamiento con visión de futuro ante tales retos.
Más allá de las disputas fronterizas, el retroceso de los glaciares plantea riesgos para la seguridad, como desprendimientos de tierra y rocas en regiones montañosas muy frecuentadas. Hay estudios que relacionan el aumento de la frecuencia de los corrimientos de tierras en zonas de alta montaña con el deshielo de los glaciares, un peligro que puede afectar a las comunidades de ambos lados de la frontera.
El profesor suizo Adrian Brugger señala que vivir cerca de los glaciares alpinos que se derriten es cada vez más precario. Los habitantes de pueblos de montaña centenarios suelen tener preparadas bolsas de emergencia por si tienen que huir. La evolución de estos paisajes subraya la necesidad de que los países adapten no sólo sus fronteras, sino también sus estrategias para gestionar los riesgos que plantean los cambios provocados por el clima.
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