El descubrimiento de un laboratorio plantea un nuevo reto en la búsqueda de vida extraterrestre
El método más probable para detectar vida en un exoplaneta lejano consiste en identificar una biofirma. Esto implica analizar los espectros atmosféricos del planeta para encontrar el patrón espectral distintivo de una molécula que sólo puede producirse a través de la actividad biológica.
Aunque parece sencillo, detectar vida en los exoplanetas dista mucho de serlo. La presencia de moléculas básicas como el agua y el oxígeno no confirma la existencia de vida, ya que los procesos geológicos también pueden generar cantidades significativas de oxígeno. Aunque la atmósfera de la Tierra, rica en oxígeno, se debe en gran medida a la vida, no es la única fuente posible.
Las limitaciones de los marcadores tradicionales
Además, como revela un estudio reciente, algunas moléculas que durante mucho tiempo hemos considerado marcadores biológicos podrían no ser exclusivas de la vida. Idealmente, los astrónomos preferirían encontrar pruebas de una molécula compleja como la clorofila. Sin embargo, es poco probable que la clorofila exista en grandes cantidades en una atmósfera, por lo que su patrón espectral es débil y difícil de identificar.
Por ello, los astrónomos suelen centrarse en moléculas más sencillas pero inconfundibles. Una de estas moléculas es el sulfuro de dimetilo (DMS), o (CH3)2S, que en la Tierra sólo produce el fitoplancton, lo que lo convierte en un buen candidato como bioseñal, o eso se pensaba.
En el nuevo estudio, los investigadores sintetizaron con éxito DMS y otras moléculas basadas en azufre en el laboratorio sin ningún aporte biológico. Aunque esto no prueba que el proceso ocurra de forma natural, el equipo demostró cómo el DMS podría formarse en un planeta con una densa neblina orgánica.
Demostración del potencial de producción abiótica de DMS
Sabemos que existen planetas así porque Titán, la luna de Saturno, es uno de ellos. Si Titán estuviera más cerca del Sol, la radiación ultravioleta podría ser lo suficientemente fuerte como para iniciar las reacciones químicas necesarias para producir DMS.
Si Titán estuviera en la órbita de la Tierra, los alienígenas distantes detectarían DMS en la atmósfera de un planeta dentro de la zona habitable del Sol. Parecería una prueba contundente de la existencia de vida, pero Titán seguiría siendo inhóspito para la vida tal y como la conocemos.
Sin embargo, Titán podría albergar alguna forma de vida exótica, que es otra de las conclusiones de este estudio. Aunque los autores demuestran que el DMS o moléculas similares por sí solas no confirman la presencia de vida, sugieren que indicarían un alto potencial para ello.
Esencialmente, un planeta cálido con una densa neblina orgánica en su atmósfera probablemente contendría las moléculas orgánicas complejas necesarias para que la vida evolucione. Por tanto, la existencia de DMS en un mundo así implicaría al menos la posibilidad de vida.
Este estudio subraya la necesidad de ser cautos a la hora de interpretar ciertas moléculas como biofirmas, pero también refuerza lo que los exobiólogos sospechaban desde hace tiempo.
El descubrimiento de vida en otro planeta probablemente no se producirá en un único momento dramático. En su lugar, varios planetas pueden mostrar marcadores químicos que insinúen la posibilidad de vida. A medida que identifiquemos más de estos biomarcadores potenciales en sus atmósferas, nuestra confianza en la existencia de vida extraterrestre crecerá sin cesar.
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