Desprendimiento de un gigantesco iceberg en la Antártida
Un témpano de 380 kilómetros cuadrados se desprendió de la plataforma de hielo Brunt, en la Antártida, el 20 de mayo de 2024. Este suceso, conocido como A-83, supone el tercer desprendimiento importante de un iceberg en esta zona en los últimos cuatro años.
El primero se produjo en 2021, cuando el A-74 se separó de la capa de hielo, seguido de un iceberg aún mayor, el A-81, en 2023.
Los satélites Sentinel-1 y Landsat 8 captan la ruptura del iceberg
Dos satélites de observación de la Tierra observaron la ruptura de este iceberg: Copernicus Sentinel-1 de la ESA y Landsat 8 de la NASA, que proporcionaron imágenes de radar y datos térmicos, respectivamente.
El Centro Nacional de Hielo de Estados Unidos designó oficialmente el iceberg como A-83, asignando nombres basados en el cuadrante antártico donde el iceberg fue avistado por primera vez.
Como el Brunt está situado al este del mar de Weddell, sus icebergs reciben la denominación «A», con números secuenciales asignados.
La vigilancia periódica por satélite de las plataformas de hielo permite a los científicos controlar los efectos del cambio climático en regiones remotas como la Antártida. En concreto, pueden observar cómo las plataformas de hielo mantienen su estabilidad estructural en respuesta a los cambios en la dinámica del hielo y al aumento de las temperaturas atmosféricas y oceánicas.
Las grietas del hielo McDonald y la grieta de Halloween
Esta reciente erupción, al igual que las anteriores, se produjo como consecuencia del debilitamiento del hielo en las roncales de McDonald y la extensión de la «grieta de Halloween» dentro de la plataforma de hielo.
La misión Copernicus Sentinel-1 emplea imágenes de radar, proporcionando imágenes durante todo el año, independientemente de las condiciones de luz diurna, lo que es particularmente crucial durante el período de seis meses de la Noche Antártica, cuando la luz solar es escasa.
Misiones como Landsat 8 utilizan imágenes térmicas para ayudar a los científicos a evaluar el grosor de la capa de hielo.
Como se aprecia en la imagen superior, el hielo más fino parece más cálido, ya que coincide con la temperatura de las aguas abiertas, mientras que el hielo continental más grueso parece más oscuro.
Las variaciones de temperatura entre el océano y las capas de hielo ayudan a los científicos a determinar la ubicación de la línea de desprendimiento.
Seguridad del iceberg
Por fortuna, el iceberg no supone una amenaza para la estación de investigación Halley VI del British Antarctic Survey, un centro de investigación internacional que vigila el clima terrestre, atmosférico y espacial.
A pesar de estar en la plataforma de hielo Brunt, la estación se trasladó a la costa de Caird en 2017 debido a la inestabilidad de la plataforma de hielo exterior.
La continua disminución del hielo antártico se erige como una clara señal del aumento de las temperaturas globales y sirve de grave alerta.
Además de incrementar el nivel del mar, provocar inundaciones costeras y empeorar los fenómenos meteorológicos extremos, la reducción del hielo polar hace que los océanos de la Tierra absorban más radiación solar, lo que a su vez incrementa las temperaturas.
Como conclusión, la vigilancia de las capas de hielo polar es crucial para aplicar medidas de adaptación y mitigación, como se señala en el Sexto Informe de Evaluación (IE6) del IPCC.
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