Bacterias cutáneas modificadas combaten el acné produciendo un fármaco común

Bacterias cutáneas modificadas combaten el acné produciendo un fármaco común

Los científicos han modificado bacterias que habitan en la piel para que produzcan sus propios fármacos contra el acné. Crédito: Pixaobay


Los investigadores han mostrado un enfoque novedoso para combatir el acné modificando genéticamente bacterias de la piel para que produzcan proteínas presentes en medicamentos contra el acné, lo que pone de relieve un avance potencial en el tratamiento del acné.

El acné se inicia cuando los folículos pilosos se obstruyen con una combinación de células cutáneas muertas y sebo, lo que puede provocar inflamación y la aparición de granos, protuberancias y espinillas. Los tratamientos tradicionales incluyen medicamentos que eliminan las células productoras de grasa o antibióticos que combaten las bacterias dentro de los folículos. Los nuevos enfoques experimentales incluyen vacunas, probióticos y parches de microagujas diseñados para combatir las bacterias que contribuyen al acné.

Modificación genética para el tratamiento del acné

¿Y si pudiéramos aprovechar el potencial de estas bacterias? En un estudio reciente, investigadores de la Universidad Pompeu Fabra (UPF) de España estudiaron la posibilidad de modificar genéticamente las bacterias que habitan en la piel para que sintetizaran los compuestos activos de los tratamientos contra el acné. Se centraron en Cutibacterium acnes, la especie bacteriana predominante en nuestra piel y que reside en las profundidades de los folículos pilosos.

La producción excesiva de sebo, una sustancia aceitosa, es un desencadenante habitual del acné, y muchos medicamentos contra el acné, como la isotretinoína, actúan eliminando las células responsables de su secreción. En este experimento, los investigadores modificaron C. acnes para que produjera una proteína conocida como NGAL, que actúa como mediadora natural de los efectos de la isotretinoína.

Pruebas de las bacterias modificadas en modelos de laboratorio y animales

El equipo llevó a cabo experimentos con las bacterias modificadas en células de piel humana cultivadas en el laboratorio, donde observaron la producción y liberación de NGAL, con la consiguiente reducción de los niveles de sebo. En pruebas posteriores con ratones, las bacterias demostraron viabilidad y funcionalidad. Sin embargo, debido a las importantes diferencias entre la piel de los ratones y la humana, no fue posible evaluar su eficacia en el tratamiento del acné.

Este enfoque innovador no sólo es prometedor para el tratamiento del acné, sino que también ofrece la posibilidad de reducir la dependencia de los antibióticos, a los que las bacterias son cada vez más resistentes. Hay que seguir investigando para llevar esta técnica a ensayos en humanos, incluidas pruebas en modelos tridimensionales de piel. Además, los investigadores sugieren su adaptabilidad para tratar diversas afecciones cutáneas, siendo la dermatitis atópica uno de los objetivos principales.

El investigador principal, Marc Güell, destacó la versatilidad de su plataforma tecnológica y subrayó su potencial más allá del tratamiento del acné. Mencionó la posibilidad de utilizar C. acnes para aplicaciones de detección relacionadas con la piel o la modulación inmunitaria, mostrando sus implicaciones terapéuticas más amplias.


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