T. Rex menos inteligente de lo que creíamos

Aunque preferimos no hablar negativamente de las criaturas extinguidas, recientes estudios fisiológicos sugieren que el Tyrannosaurus rex, del que se pensaba que era muy inteligente, puede que no lo fuera tanto como se creía. Esto pone en tela de juicio investigaciones anteriores del año pasado que comparaban el cerebro y la estructura neuronal del T. rex con los de un primate.
Los últimos dos años han sido difíciles para el dinosaurio extinguido hace mucho tiempo. Al principio, hubo dudas sobre su dentadura, sugiriéndose que los famosos dientes afilados podrían haber sido más pequeños y estar ocultos tras unos labios.
Ahora, un equipo internacional de paleontólogos, científicos del comportamiento y neurólogos ha determinado que el T. rex no era más inteligente que un lagarto o un cocodrilo medio. Esto plantea la pregunta: ¿Por qué la ciencia se muestra tan crítica con estas antiguas criaturas?
El reciente estudio contradice los hallazgos de 2023 que sugerían que el recuento de neuronas del dinosaurio se correlacionaba directamente con su inteligencia.
La investigación anterior proponía que el elevado recuento de neuronas indicaba capacidades cognitivas avanzadas, posiblemente apoyadas por pruebas de comportamientos evolucionados como el uso de herramientas. Sin embargo, cuando los científicos replicaron la metodología del estudio anterior, los resultados pintaron un cuadro diferente.
Cuestionando la inteligencia del T. rex
El paleontólogo Darren Naish, de la Universidad de Southampton, comentó la intrigante pero inquietante idea de que el T. rex podría haber sido tan inteligente como un babuino, lo que sugiere una posible revisión de nuestra comprensión del pasado. Sin embargo, Naish subrayó que su estudio presentaba pruebas contrarias a esta idea, describiendo al T. rex como más parecido a cocodrilos gigantes inteligentes.
Desde una perspectiva más amplia de la fisiología, que incluye la anatomía esquelética, la histología ósea, los rastros fósiles y los comportamientos observados en parientes actuales, los investigadores evaluaron al T. rex. Examinaron endocasts de cerebros de T. rex, que son modelos internos de la bóveda craneal donde habrían residido los tejidos blandos de los dinosaurios.
Los investigadores descubrieron que las estimaciones anteriores del tamaño del cerebro eran exageradas, sobre todo en lo que respecta al cerebro anterior. Los investigadores lo atribuyen a que no se tuvo en cuenta que los dinosaurios, como reptiles que eran, probablemente tenían una cantidad significativa de líquido cefalorraquídeo en la bóveda craneal, por lo que los modelos que representaban el cerebro llenando toda la cavidad eran inexactos.

Universidad de Bristol
Reducción del tamaño del T. rex
Desafortunadamente para el T. rex, el equipo descubrió que las estimaciones del número de neuronas también eran exageradas. El número de neuronas suele estar relacionado con el tamaño corporal, lo que significa que las especies más grandes tienden a tener más neuronas. Sin embargo, si se tienen en cuenta todas las demás pruebas, las capacidades cognitivas del dinosaurio parecen aproximarse más a las de los cocodrilos.
La investigadora Ornella Bertrand, del Instituto Catalán de Paleontología Miquel Crusafont, subrayó que el recuento de neuronas no es un indicador fiable del rendimiento cognitivo, por lo que desaconsejó su uso para evaluar la inteligencia de especies extinguidas.
Por su parte, Hady George, de la Universidad de Bristol, hizo hincapié en la necesidad de evaluar la inteligencia de los dinosaurios y otras criaturas antiguas a través de múltiples vías, como la anatomía macroscópica y las huellas fósiles, en lugar de basarse únicamente en estimaciones del recuento de neuronas.
¿Entonces, qué significa esto para el T. rex? Ser comparado con un lagarto razonablemente inteligente no es el peor destino. Pero la inteligencia no es la única medida de valor, y no hay duda de que estos legendarios terópodos poseían otros rasgos admirables. Tal vez eran geniales dando masajes y chocando los cinco. Oh, tal vez no…
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