Los apicultores ahora pueden inspeccionar las colmenas sin molestias

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Una investigación reciente ha descubierto que golpear suavemente el exterior de una colmena y registrar la respuesta colectiva de las abejas melíferas puede proporcionar información sobre la salud de la colonia, eliminando la necesidad de inspecciones intrusivas.
Según los últimos recuentos, se calcula que en Estados Unidos hay entre 115.000 y 125.000 apicultores, la mayoría de los cuales practican la apicultura como afición. En los últimos años se ha producido un notable aumento de la propiedad de colonias de abejas melíferas, impulsado por apicultores aficionados que pretenden contribuir a la conservación de estos polinizadores vitales al tiempo que producen su propia miel.
Retos de la gestión de las abejas melíferas
No obstante, la gestión de las abejas melíferas puede plantear retos. Las colonias se adhieren a distintos ciclos de actividad a lo largo del año, siendo notablemente activas en las estaciones más cálidas y menos en las más frías. De ahí que la supervisión periódica sea esencial para garantizar su salud y productividad. Tradicionalmente, los apicultores inspeccionan las colmenas abriéndolas, pero este método invasivo puede dañar a la colonia, especialmente a la reina.
Recientemente, un estudio dirigido por investigadores de la Universidad británica de Nottingham Trent propone una solución: evaluar la salud de la colmena golpeándola suavemente y escuchando la reacción colectiva de las abejas.
” Esparecido a un oso hibernando; a veces, es difícil discernir si el animal está vivo“, explica Martin Bencsik, autor principal y correspondiente del estudio. “Un golpecito suave, que provoque una reacción pequeña pero detectable, puede indicar si el animal está en su estado habitual o no“.
Para aplicar el “golpecito suave”, los investigadores utilizaron un agitador electromagnético fijado a la pared exterior de la colmena, que daba golpecitos a intervalos aleatorios. Un ordenador controlaba el agitador y emitía un impulso de 0,1 segundos a una frecuencia de 340 Hz. Para medir la reacción de las abejas, los investigadores incrustaron un acelerómetro en el centro del marco de la colmena, que permitía detectar las vibraciones de los insectos.

Bencsik et al.
Durante el verano, las colonias sanas estaban demasiado ocupadas con la búsqueda de alimento, el cuidado de sus crías y el mantenimiento de la colmena como para notar el pulso de forma significativa. Su respuesta era mínima, lo que indicaba un comportamiento normal. Cuando se acercaba el invierno, la respuesta se intensificaba, lo que sugería que las abejas se acurrucaban en busca de calor, un signo positivo de su bienestar.
Colonias con fuertes zumbidos
Una de las colonias estudiadas mostró constantemente fuertes zumbidos durante el verano, señal de que su salud se estaba deteriorando. Aunque no es concluyente, los investigadores creen que esta respuesta puede indicar problemas de salud durante la estación activa.
El investigador subraya que las abejas deben estar tranquilas en invierno y activas en verano, a menos que no se encuentren bien. Su método evalúa la movilidad, el agrupamiento y el reposo de la colonia, e incluso identifica la ausencia de la reina durante la estación activa.
Con este método se obtiene una evaluación objetiva de la salud de las colonias en el interior de la colmena, lo que puede ofrecer información sobre el tamaño de la colonia. El estudio pretende desarrollar un dispositivo de control en tiempo real de la salud de las colonias que ayude a los apicultores a gestionarlas con mayor eficacia.
Esta investigación, en la que también participaron especialistas de la Universidad de Gante (Bélgica) y la Universidad de Coimbra (Portugal), se publicó en la revista Scientific Reports.
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