Descubrimiento de Santiago Webb: El corazón de la Vía Láctea al descubierto

“Nunca antes habíamos tenido información infrarroja tan clara y detallada sobre esta zona hasta James Webb. Nos está mostrando muchas características por primera vez”, comparte Samuel Crowe, investigador principal y estudiante de la Universidad de Virginia. “Webb proporciona un notable nivel de detalle, permitiéndonos estudiar cómo se forman las estrellas en este entorno de una forma nueva y antes imposible”.
Es el lugar más extremo
“El centro de nuestra Vía Láctea, conocido como centro galáctico, es el lugar más extremo de nuestra galaxia. Es como un campo de pruebas para nuestras ideas sobre cómo nacen las estrellas”, explicó el profesor Jonathan Tan, que asesora a Crowe en la Universidad de Virginia.
Estrellas jóvenes en formación o protoestrellas
Entre las 500.000 estrellas de la imagen, hay un grupo de protoestrellas, es decir, estrellas que se encuentran en las primeras fases de formación, acumulando masa. Crean chorros de luz, parecidos a una hoguera, dentro de una nube que no emite mucho infrarrojo. En el centro de este joven cúmulo, existe una protoestrella masiva 30 veces mayor que nuestro Sol. La nube de la que emergen estas protoestrellas sigue siendo tan espesa que la luz de las estrellas situadas detrás de ella no llega a Webb, lo que hace que parezca menos poblado de lo que parece. Las nubes oscuras más pequeñas de la imagen aparecen como huecos en el fondo estrellado: las regiones donde las nuevas estrellas están tomando forma.
La herramienta NIRCam del Webb también ha registrado una gran cantidad de emisiones de hidrógeno ionizado, que se muestran en color cian a un lado de la nube oscura. Según Crowe, esto suele ocurrir debido a los fotones energéticos emitidos por estrellas masivas jóvenes. Sin embargo, la amplia cobertura revelada por Webb es algo inesperado y justifica una investigación adicional. Otro aspecto que Crowe se propone explorar más a fondo son las estructuras en forma de aguja dentro del hidrógeno ionizado, que parecen estar dispuestas de manera caótica en varias direcciones.
“El centro de nuestra galaxia es una zona ajetreada y caótica. Hay nubes de gas en agitación, magnetizadas, que crean estrellas. Estas estrellas, a su vez, afectan al gas cercano con sus vientos fluyentes, chorros y radiación”, explicó Rubén Fedriani, coinvestigador del proyecto en el Instituto Astrofísica de Andalucía (España). “Webb nos ha dado mucha información sobre este intenso escenario, y sólo estamos empezando a explorarlo”.

Los 25.000 años luz de distancia pero suficientes
A unos 25.000 años luz de la Tierra, el centro galáctico está lo suficientemente cerca como para que el telescopio Webb pueda examinar estrellas individuales. Proporcionando a los astrónomos notables conocimientos sobre la formación de las estrellas y la influencia del entorno cósmico. Se investiga si las estrellas más grandes se crean en el centro de la Vía Láctea o en sus brazos espirales.
“La imagen tomada por Webb es asombrosa, y los conocimientos que obtendremos de ella son aún más fantásticos”, expresó Crowe. “Las grandes estrellas actúan como fábricas, creando elementos pesados en sus núcleos. Por eso, conocerlas mejor es como descubrir la historia de una parte importante del universo”.
El telescopio espacial James Webb es el observatorio científico espacial más importante del mundo. Desvela secretos dentro de nuestro sistema solar, explora planetas lejanos que orbitan alrededor de otras estrellas, investiga las estructuras y los inicios de nuestro universo. Webb un esfuerzo mundial dirigido por la NASA en colaboración con socios como la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Canadiense.
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