El amoniaco de baja huella de carbono permite fabricar fertilizantes ecológicos

Los investigadores de la UNSW de Sydney, junto con otros colaboradores, han sido pioneros en una tecnología ecológica que permite producir amoníaco directamente en las granjas, revolucionando los métodos tradicionales de alto consumo energético.
Esta innovación, destacada en una reciente publicación de Applied Catalysis B: Environmental, mejora drásticamente la eficiencia energética y amplía la síntesis ecológica de amoníaco a escala industrial.
Esta innovación, que antes dependía de procesos de alto consumo energético que contribuían significativamente a las emisiones mundiales de carbono, elimina la necesidad de altas temperaturas, presiones e infraestructuras complejas, lo que hace que la producción ecológica de amoníaco sea rentable.
Las bases, previamente licenciadas a PlasmaLeap Technologies a través de UNSW Knowledge Exchange, están listas para su integración en el sector agrícola australiano, con un prototipo ya preparado para su despliegue.
Estos avances se basan en investigaciones anteriores de prueba de concepto, que mejoran significativamente la eficiencia energética y los índices de producción, lo que promete una mayor viabilidad comercial. Además, destaca el potencial del amoníaco verde en el mercado del transporte de hidrógeno, ya que ofrece un medio de almacenamiento más eficiente para la energía del hidrógeno en comparación con el hidrógeno líquido.
Los fertilizantes de amoníaco con bajas emisiones de carbono: Objetivos netos cero
Históricamente, el método convencional de producción de amoníaco, principalmente a través del proceso Haber-Bosch, ha contribuido significativamente a aumentar el rendimiento de los cultivos y a mantener el suministro mundial de alimentos. Sin embargo, este proceso, muy dependiente de los combustibles fósiles como fuentes de energía e hidrógeno, es responsable de aproximadamente 2,4 toneladas de emisiones de CO2 por tonelada de amoníaco, lo que supone alrededor del 2% de las emisiones mundiales de carbono.
El Dr. Ali Jalili, investigador principal y antiguo becario DECRA del Consejo Australiano de Investigación en la UNSW, subraya la urgencia de pasar a métodos sostenibles de producción de amoníaco para cumplir los objetivos mundiales de producción neta cero. Destaca las limitaciones del proceso Haber-Bosch, en particular sus instalaciones centralizadas y a gran escala, que no sólo plantean problemas económicos, sino que también contribuyen a aumentar las emisiones de CO2 durante el transporte a las granjas, lo que eleva los niveles de emisión en un 50%.
Además, la dependencia de los fertilizantes a base de amoníaco se ha enfrentado a una escasez crítica debido a las interrupciones en las cadenas de suministro internacionales y a preocupaciones geopolíticas, lo que afecta negativamente a la seguridad alimentaria y a los gastos de producción.
La versatilidad del amoníaco, no sólo en los fertilizantes sino también en el almacenamiento y transporte de la energía del hidrógeno, es muy prometedora para los objetivos de Australia en materia de energías renovables. El Dr. Jalili cree que adoptar un enfoque de producción descentralizado y eficiente desde el punto de vista energético es crucial para aprovechar plenamente el potencial del amoníaco, sobre todo para utilizar eficazmente el excedente de electricidad renovable. Este planteamiento no sólo resuelve los problemas económicos y logísticos que plantean las fuentes de energía intermitentes en las zonas urbanas y las explotaciones agrícolas, sino que sitúa a Australia a la vanguardia de las exportaciones y la adopción de energías renovables.
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