Longi rompe el límite teórico: las células solares alcanzan una eficiencia del 34,85%

Longi rompe el límite teórico: las células solares alcanzan una eficiencia del 34,85%

Credit: Futuroprossimo

El gigante chino de la energía solar Longi ha superado todas las expectativas con una nueva célula solar tándem que alcanza una eficiencia récord del 34,85%, gracias a una innovadora fusión de tecnologías de perovskita y silicio.

En el mundo de la energía solar, incluso un aumento del 0,1% en eficiencia se considera un gran avance. Ahora imagina superar lo que durante mucho tiempo se creyó que era el límite teórico absoluto… por más de un punto porcentual completo. Eso es exactamente lo que Longi logró con su última célula tándem de silicio y perovskita, certificada por el prestigioso Laboratorio Nacional de Energías Renovables (NREL) de EE. UU. Este logro no solo establece un nuevo récord mundial, sino que también marca un hito importante en la evolución de la ciencia fotovoltaica.

¿Cómo lo lograron?

El secreto reside en una combinación cuidadosamente diseñada de materiales, incluidos el fluoruro de litio, una molécula conocida como etilendiamonio diioduro (EDAI), y una superficie de silicio con textura asimétrica. ¿Suena técnico? Vamos a simplificarlo.

Rompiendo lo irrompible: Longi vs. Shockley-Queisser
Durante décadas, el límite de Shockley–Queisser, del 33,7%, fue considerado una barrera casi infranqueable para las células solares de unión simple—un límite teórico establecido en la década de 1960. Se convirtió en el “Santo Grial” de la eficiencia solar.

Ahora, Longi ha superado ese límite—logrando una tasa de conversión del 34,85%. En términos solares, esto equivale a reducir medio segundo en un récord mundial de velocidad. ¿Y el truco? Combinar el silicio convencional—la base del 95% de los paneles solares actuales—con la perovskita, un material más reciente con propiedades extraordinarias de absorción de luz.

Innovación en materiales: la verdadera magia

El avance radica en la estructura celular en capas. Los ingenieros de Longi mejoraron tanto el bloqueo de huecos (portadores de carga positiva) como los procesos de transporte de electrones mediante la integración de capas ultrafinas de LiF y EDAI.

Piensa en ello como el diseño de una autopista perfectamente pavimentada para las partículas eléctricas: el EDAI repara las áreas en las que el LiF por sí solo no sería eficaz, lo que da como resultado un movimiento de carga suave y eficiente en toda la célula.

Quizás lo más impresionante es que Longi abordó uno de los retos más difíciles en el diseño de células tándem: cómo conectar diferentes materiales de manera eficiente. Su superficie de silicio con textura asimétrica proporciona una solución elegante, mejorando simultáneamente la captura de luz y la calidad de la interfaz.

Una empresa construida sobre la base de batir récords

Este no es el primer gran avance de Longi. La empresa ha superado constantemente los límites del rendimiento solar. En noviembre de 2023, alcanzó una eficiencia del 33,9 %. En junio de 2024, subió al 34,6 %. Ahora, con este último resultado, la trayectoria es claramente ascendente.

Y su innovación no se limita a las células tándem. Longi también estableció un nuevo punto de referencia con una célula de silicio que utiliza la tecnología Heterojunction Interdigitated Back Contact (HIBC), alcanzando una impresionante eficiencia del 27,81 %, algo excepcional para una célula de silicio monocristalino.

Qué significa esto para el futuro de la energía solar

Entonces, ¿por qué es importante para el resto de nosotros? Una mayor eficiencia significa más energía obtenida de la misma superficie, lo que hace que las instalaciones solares sean más potentes y rentables. Podría acelerar el cambio hacia las energías renovables tanto en el sector residencial como en el comercial.

Es posible que nos encontremos al borde de una nueva era en la tecnología solar. Cuando empresas como Longi desafían límites que antes eran intocables, abren posibilidades que ni siquiera habíamos imaginado.

Algún día, el límite de Shockley-Queisser podría recordarse no como una barrera, sino como un trampolín, algo que inspiró una nueva generación de avances científicos y energía más limpia para todos.


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