Los flamencos agitan remolinos con las patas y el pico para atrapar a sus presas

Cuando pensamos en una bandada de flamencos, solemos imaginarnos sus largas patas rosadas de pie en aguas poco profundas y sus cabezas gachas mientras se alimentan. Aunque pueda parecer tranquilo, en realidad hay un frenesí de actividad bajo el agua. Con sus patas palmeadas y sus picos angulados, los flamencos crean remolinos para atrapar a sus presas.
Un estudio reciente publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences revela que los flamencos son en realidad depredadores especializados que emplean técnicas de caza activas, lo que refuta la creencia común de que son meros filtradores pasivos.
Los flamencos cazan, no sólo filtran
«Los flamencos son verdaderos depredadores: buscan activamente animales en movimiento en el agua», explica Víctor Ortega Jiménez, profesor adjunto de la Universidad de California en Berkeley. “Su reto consiste en averiguar cómo reunir y concentrar estas criaturas para alimentarse. Aunque pueda parecer que se limitan a filtrar partículas pasivas, no es así: buscan activamente a sus presas”.
Para iniciar el estudio, los investigadores entrenaron a flamencos chilenos (Phoenicopterus chilensis) para que se alimentaran en un tanque lleno de agua, captando su comportamiento de búsqueda de alimento con cámaras de alta velocidad. A continuación, utilizaron estas imágenes para desarrollar modelos físicos impresos en 3D que reproducían los movimientos de los flamencos.
La búsqueda de alimento comienza con una «danza del pisotón», en la que los flamencos pisan repetidamente el agua con sus flexibles patas palmeadas. Al bajar, la pata se abre; al subir, se cierra, agitando el sedimento y desalojando organismos diminutos como la gamba de agua salada y las larvas de mariposa. Este movimiento también crea pequeñas espirales en forma de tornado que se elevan en el agua. Las pruebas realizadas con modelos 3D confirmaron que las patas flexibles de las aves son esenciales para formar estos eficaces vórtices.
A continuación, el flamenco pone en acción la cabeza y el pico. Coloca su pico en forma de L en el agua con la punta angulada paralela al suelo. Entonces empieza a «parlotear», abriendo y cerrando rápidamente el pico unas 12 veces por segundo. Este movimiento genera otro vórtice que ayuda a atrapar a la presa con mayor eficacia.
Los flamencos mejoran su alimentación con movimientos rápidos de la cabeza, amplificando el efecto vórtice
Pero eso no es todo. Mientras se alimenta con la cabeza sumergida, el flamenco levanta rápida y repetidamente la cabeza desde el fondo. Este rápido movimiento crea potentes vórtices en forma de tornado que remueven y levantan partículas de sedimentos, potenciando el efecto de la danza del pisotón.
«Los flamencos están muy especializados en la alimentación por filtración», explica Ortega Jiménez. «No son sólo sus cabezas, sino también sus cuellos, patas, pies y diversos comportamientos los que trabajan juntos para capturar eficientemente organismos pequeños que se mueven rápidamente».
Además de revelar nuevos conocimientos sobre sus hábitos alimentarios, los investigadores creen que los principios que subyacen a los movimientos de tornado del flamenco podrían inspirar métodos mejorados para extraer del agua partículas diminutas, como los microplásticos.
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