Pruebas revelan que tu cuerpo puede inhalar vitaminas del aire

Pruebas revelan que tu cuerpo puede inhalar vitaminas del aire

Credit: Pixabay

Esa sensación refrescante que experimentas al respirar aire fresco en la naturaleza podría implicar algo más que la ausencia de contaminación.

Aunque normalmente asociamos los nutrientes a nuestra dieta, un examen más detallado de los estudios científicos revela pruebas convincentes de que los seres humanos también pueden absorber ciertos nutrientes directamente del aire.

En un reciente artículo publicado en Advances in Nutrition, introducimos el término «aeronutrientes» para describir los nutrientes que se absorben por inhalación, distinguiéndolos delos «gastronutrientes», que se absorben a través del sistema digestivo.

Sugerimos que la respiración puede complementar nuestra dieta aportando nutrientes esenciales como el yodo, el zinc, el manganeso y ciertas vitaminas.

Este concepto está bien respaldado por la investigación existente, así que ¿por qué no ha recibido una atención generalizada hasta ahora?

La respiración nos expone a nutrientes de forma constante durante toda la vida

Inhalamos unos 9.000 litros de aire al día y unos 438 millones de litros a lo largo de nuestra vida. A diferencia de la alimentación, la respiración es constante. Esta exposición continua a los componentes del aire, incluso en cantidades ínfimas, se acumula significativamente con el tiempo.

Hasta ahora, la mayor parte de la investigación sobre el impacto del aire en la salud se ha centrado en la contaminación, haciendo hincapié en la necesidad de filtrar las sustancias nocivas en lugar de explorar los posibles beneficios. Además, dado que una sola respiración contiene cantidades ínfimas de nutrientes, a menudo se ha pasado por alto su importancia.

Durante siglos, muchas culturas han reconocido los beneficios para la salud de la naturaleza y el aire fresco. El concepto de los aeronutrientes aporta un respaldo científico a estas creencias. El oxígeno, por ejemplo, es técnicamente un nutriente, una sustancia química esencial para las funciones básicas del organismo.

No solemos referirnos a él como un nutriente porque lo inhalamos en lugar de consumirlo.

Los aeronutrientes entran en el organismo a través de los pequeños vasos sanguíneos de la nariz, los pulmones, el epitelio olfativo (donde se detecta el olor) y la orofaringe (la parte posterior de la garganta).

Los pulmones son capaces de absorber moléculas mucho mayores que el intestino, concretamente 260 veces mayores. Estas moléculas pasan directamente al torrente sanguíneo y al cerebro sin descomponerse.

Las sustancias inhaladas, como la cocaína, la nicotina y los anestésicos, entran en el organismo casi instantáneamente y son eficaces en concentraciones mucho más bajas que cuando se consumen por vía oral.

En cambio, el intestino descompone las sustancias en sus componentes más pequeños mediante enzimas y ácidos antes de que pasen al torrente sanguíneo, donde son metabolizadas y desintoxicadas por el hígado.

Las limitaciones del intestino impulsan la innovación en el desarrollo de fármacos orales

Aunque el intestino es muy eficaz para absorber almidones, azúcares y aminoácidos, no lo es tanto para ciertos fármacos. Por ello, los científicos trabajan continuamente para mejorar la absorción de los medicamentos orales.

Muchos descubrimientos científicos que parecen obvios en retrospectiva han estado delante de nosotros todo el tiempo. Investigaciones de los años sesenta demostraron que los trabajadores de lavanderías expuestos al yodo del aire tenían mayores niveles de yodo en sangre y orina.

Más recientemente, investigadores irlandeses estudiaron a escolares que vivían cerca de zonas costeras ricas en algas, donde los niveles de gas yodado en el aire eran significativamente más altos. Estos niños tenían notablemente más yodo en la orina y eran menos propensos a sufrir deficiencia de yodo en comparación con los que vivían en zonas con menos algas o en localidades rurales. La dieta por sí sola no explicaba estas diferencias.

Esto sugiere que el yodo transportado por el aire, sobre todo en zonas ricas en algas, podría ayudar a complementar el yodo de la dieta, convirtiéndolo en un posible aeronutriente absorbido a través de la respiración.

El manganeso y el zinc pueden entrar en el cerebro a través de las neuronas de la nariz que detectan el olor. Aunque el manganeso es esencial para la salud, cantidades excesivas pueden ser perjudiciales, como se ha visto en soldadores expuestos a altos niveles de manganeso en el aire, lo que provoca una peligrosa acumulación en el cerebro.

Los receptores especializados del sistema respiratorio detectan los principales aeronutrientes

Los cilios de los sistemas olfativo y respiratorio tienen receptores especiales que pueden unirse a diversos aeronutrientes, incluidos nutrientes como la colina, la vitamina C, el calcio, el manganeso, el magnesio, el hierro e incluso los aminoácidos.

Una investigación de hace más de 70 años demostró que la vitamina B12 en aerosol podía tratar la deficiencia de vitamina B12, lo que es especialmente importante para las personas con mayor riesgo, como los veganos, los adultos mayores, las personas con diabetes y las que consumen alcohol en exceso.

Aún quedan muchas preguntas por responder. En primer lugar, hay que determinar qué componentes del aire favorecen la salud en entornos naturales como bosques, espacios verdes, océanos y montañas. Hasta ahora, la mayoría de las investigaciones se han centrado en los contaminantes, las partículas y los alérgenos como el polen.

Lo siguiente es determinar cuáles de estos componentes del aire pueden considerarse aeronutrientes.

Dado que la vitamina B12 en aerosol ya ha demostrado ser segura y eficaz, otros estudios podrían investigar si otros micronutrientes, como la vitamina D, podrían convertirse en aerosoles para ayudar a abordar las deficiencias nutricionales más comunes.
Necesitamos realizar experimentos controlados para examinar estos posibles aeronutrientes, centrándonos en su dosificación, seguridad y contribución a nuestra dieta. Esto es especialmente importante en entornos con aire muy filtrado, como aviones, hospitales, submarinos y estaciones espaciales.
Es posible que los aeronutrientes contribuyan a prevenir algunas de las enfermedades modernas asociadas a la urbanización. En el futuro, las directrices sobre nutrición podrían sugerir la inhalación de ciertos nutrientes, o recomendar pasar más tiempo en la naturaleza para absorber de forma natural los aeronutrientes, complementando una dieta sana y equilibrada.


Read the original article on: Science Alert

Read more: Study Finds That Your Sense of Smell Influences How You Breathe

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