Árbol medicinal cultivado a partir de semillas de una cueva de 1.000 años de antigüedad

Árbol medicinal cultivado a partir de semillas de una cueva de 1.000 años de antigüedad

Morphological features of “Sheba” at different ages. Credit: Communications Biology (2024). DOI: 10.1038/s42003-024-06721-5

Un equipo internacional de botánicos, agrónomos e historiadores ha logrado cultivar un árbol maduro a partir de una antigua semilla descubierta en una cueva israelí.

En su estudio, publicado en Communications Biology, los investigadores detallan el origen de la semilla, el proceso de rastreo de su historia y los conocimientos adquiridos a medida que la semilla germinaba y se convertía en un árbol maduro.

Una antigua semilla de una cueva del desierto de Judea se convierte en un árbol maduro al cabo de 1.000 años

En la década de 1980, unos investigadores excavaron una cueva en el desierto de Judea, en Israel, y descubrieron una semilla que databa de entre los años 993 y 1202 d.C., es decir, que tenía aproximadamente 1.000 años. Las pruebas indicaron que la semilla aún era viable, así que el equipo la plantó y la cultivó. Poco después brotó, y ahora, 14 años más tarde, el árbol ha alcanzado la madurez.

Bautizado con el nombre de Sheba, el árbol mide unos 3 metros de altura y tiene hojas verdes. Mientras crecía, los investigadores estudiaron su madera, resina y hojas, y llegaron a la conclusión de que su especie se ha extinguido.

También identificaron triterpenoides pentacíclicos, compuestos conocidos por sus propiedades antiinflamatorias, y escualeno, un antioxidante utilizado en tratamientos cutáneos.

El descubrimiento de una cueva apunta al antiguo cultivo de árboles medicinales mencionados en la Biblia

Sin embargo, el descubrimiento de la semilla en una cueva sugiere que los antiguos habitantes de la región podrían haber cultivado estos árboles, probablemente conscientes de sus propiedades medicinales. Los investigadores teorizan que la resina del árbol podría ser el «tsori» mencionado varias veces en la Biblia.

El árbol pertenece al género Commiphora, emparentado con el incienso y la mirra, pero su especie exacta sigue siendo desconocida porque aún no ha florecido, lo que impide seguir estudiando sus rasgos reproductivos.

Los hallazgos sugieren que este árbol representa un linaje extinto que prosperó en la región, aunque las razones de su extinción no están claras.


Read the original article on: Phys Org

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