Muchos de nosotros somos diestros dominantes pero zurdos. He aquí la razón

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Crédito: Freepik

El estudio explora la compleja interacción entre la lateralidad y los sesgos visuales en los seres humanos, estableciendo paralelismos con rasgos similares observados en el reino animal. Aunque la lateralidad es bien conocida como característica definitoria, el estudio revela sesgos menos conocidos que influyen en la dinámica social y las funciones cognitivas.

Sesgos humanos y lateralización cerebral

Los seres humanos muestran una fuerte tendencia a ser diestros, junto con una preferencia por procesar las caras y las emociones de forma más eficaz en el campo visual izquierdo. La lateralización cerebral enraíza estos sesgos, permitiendo que diferentes hemisferios cerebrales gestionen simultáneamente tareas distintas, mejorando la supervivencia mediante funciones cognitivas optimizadas, críticas para la interacción social y la conciencia medioambiental.

Contrariamente a lo que se creía, estos sesgos de comportamiento no son exclusivos de los humanos, sino que se observan en todos los vertebrados. Los estudios con animales demuestran que estos sesgos contribuyen a mejorar el rendimiento en tareas relacionadas con la supervivencia, lo que subraya su importancia evolutiva en diversas especies.

Estudio sobre los sesgos visuales y manuales en humanos

En un estudio exhaustivo en el que participaron más de 1.600 personas de distintas procedencias, los investigadores examinaron el impacto de las variaciones en los sesgos visuales y manuales en el rendimiento y las habilidades sociales. “Descubrieron que los individuos con sesgos moderados tienden a mostrar una mayor flexibilidad en las tareas, lo que sugiere un equilibrio óptimo entre las preferencias izquierda y derecha”.

Los investigadores clasificaron a los participantes en perfiles de sesgo estándar e inverso en función de sus sesgos de mano y visuales. En particular, los clasificados en el perfil invertido, aunque poco frecuentes, mostraron puntuaciones sociales más bajas y una mayor prevalencia de trastornos del desarrollo como el autismo y el TDAH. Estos resultados ponen de relieve las posibles implicaciones sociales y cognitivas de los patrones de sesgo divergentes entre individuos.

Fundamentos evolutivos e implicaciones

Los resultados subrayan “los fundamentos evolutivos de los prejuicios humanos y sus implicaciones para el comportamiento social y el desarrollo cognitivo. Comprender estos sesgos no sólo arroja luz sobre la diversidad neurológica humana, sino que también abre vías para la detección precoz y la intervención en trastornos del desarrollo”. Esta investigación refuerza la importancia de estudiar el comportamiento humano en el contexto más amplio de la biología evolutiva y los estudios del comportamiento animal.


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